Aprendiendo a superar la ansiedadMuestra

La palabra afanosos describe a una persona que tiene la mente dividida. Significa ser atraído o estirado en diferentes direcciones. Es como ser jalado de diferentes extremos. Es un estado de preocupación mental, ambivalencia y bloqueo emocional, que nos paraliza y desenfoca. 

En tal estado se apodera de nosotros la ansiedad (nos secuestra). Y la persona pierde su capacidad de actuar o reaccionar con tino, o de pensar con lucidez; y vive en angustia e intranquilidad extrema. 

La preocupación nos hace inefectivos

En ese estado la preocupación le quita a nuestra mente su capacidad de concentración y enfoque, lo cual nos hace inefectivos. Cuando nos preocupamos dividimos nuestra mente entre diferentes tipos de intereses, lo cual nos desenfoca, y muchas veces nos paraliza. La persona preocupada y afanada deja de ser efectiva y productiva. La preocupación termina siendo contraproducente.

Este principio es utilizado por los domadores de leones, cuando utilizan una silla de madera para someter a un león. La silla no tiene la capacidad para contener al león, pero el león cuando ve la silla de 4 patas, no sabe que pata lo puede atacar, y él se queda paralizado, dividido ante la posibilidad de lo que pueda hacer cualquiera de las patas. 

Ansiedad: Anticipar y querer controlar el futuro

La preocupación es un estado mental en el que nos instalamos cuando anticipamos hechos o consecuencias desagradables e incluso imprevisibles. Significa un viaje al futuro que de alguna manera nos incapacita en el presente, ya que secuestra parte de nuestros recursos mentales. En tal estado nos encontramos a nosotros mismos dándole vueltas una y otra vez a un mismo tema, sin descanso. La preocupación nos distrae y nos desenfoca de nuestro propósito, de nuestras metas.

Entonces, el principal problema no son los problemas que requieren solución, sino la preocupación en sí misma, pues termina socavando y drenando nuestras fuerzas. 

Esta condición puede llegar a instalarse como una condición crónica. Así que el llamado de la palabra de Dios es a descansar en el Señor, entregándole a Él nuestras cargas, en lugar de estar preocupados por las cosas materiales, el futuro o por lo que ocurre en el entorno.