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MI VIDA 

“La vida pasa en un abrir y cerrar de ojos”. Esta es una frase que hemos escuchado muchas veces, quizá por parte de personas mayores que nos quieren comunicar su perspectiva de cómo al analizar los años que han pasado, la vida se les ha ido como “agua entre los dedos”. Seguramente, al oírla en algún momento, hemos pensado que somos demasiado jóvenes para darle importancia a este pensamiento tan dramático. 

El devocional de hoy nos presenta la historia de una persona que se aferró a su propia vida, sin importar las muchas veces que Dios lo llamó y le mostró su amor; un patrón común que vemos en nuestros días. Al analizar esta historia y convertirla en canción, describo la vida de una persona que nunca se tomó el tiempo de oír y ver el amor de Dios. 

De niño uno no piensa en cultivar una relación con Dios, solo se quiere jugar, comer y dormir. Al no tener preocupaciones mayores, la vida se convierte en juego y diversión. Después llega la adolescencia, una edad especial, y muchas veces compleja, en la que uno trata de descubrir su norte, de encontrarse con uno mismo, de ser aceptado por los amigos y encajar en esta sociedad; si uno escucha de Dios, lo asocia con aburrimiento, religiosidad, “eso es para viejos” y terminamos tomando cualquier pretexto para huir de Él; después llega la juventud donde el enfoque está en los estudios y las relaciones de noviazgo que se convierten en una prioridad. Luego llega la edad adulta, donde nos envolvemos en medio del trabajo, las obligaciones, el “corre, corre” de cada día, para descubrir que muchas veces no hay tiempo ni para la familia misma o para el llamado del cielo a nuestras vidas. Estamos tan cegados por la vida que nos hemos trazado, que Dios se convierte en algo pasajero y secundario que no hace parte de nuestra lista de prioridades. Y; cuando aparece es porque necesitamos que salga algún negocio, tener salud, si es que nos hemos enfermado e incluso, en los peores casos, Dios solo será tomado en cuenta para pedirle que ayude a encubrir la doble vida que muchos llevan. Es ahora, con el paso de los años, que frases como “la vida pasa en un abrir y cerrar de ojos” comienzan a ser relevantes para lo que pensamos; en la mayoría de veces, la vejez llega tan rápido, ¡si es que se llega a ella!, pues vivimos tiempos tan difíciles donde día a día la muerte es protagonista de nuestro entorno, que miramos hacia atrás y nos replanteamos muchas decisiones; entre ellas, el no haberle dado nuestras vidas a Dios desde el primer día que oímos hablar de Él.

Sé que, debido al amor y la gracia de Dios, nunca es tarde para dar ese paso de fe y vivir el resto de nuestras vidas tomados de su mano; ahora pensemos, ¿por qué esperar hasta la vejez para dar nuestras vidas a Dios? Ojalá no sea tarde y, como lo narro en la canción no ocurra que ya no hubo tiempo para arrepentirse, pues la muerte lo tomó por sorpresa. No trates de ganar el mundo a costa de perder tu vida (Mateo 16:26, paráfrasis del autor). Hay una vida hermosa y espectacular que solo Jesús puede ofrecerte. Hoy te invito a que reflexiones sobre la etapa de la vida en la que te encuentras y Dios existe en medio de ella.