El Peso De La CulpaMuestra
Todos herimos, todos fallamos y principalmente, y más importante, todos pecamos.
Esta es nuestra realidad. Somos humanos, falibles y con un problema mayor de raíz que solo puede ser atendido por Cristo y Su obra.
Si no asumimos esta realidad vamos a tener varios problemas. La expectativa de perfección y de no equivocarnos es irrealista. Ahora bien, es cierto que una cosa es equivocarse a propósito y actuar con maldad, y otra equivocarse por ingenuidad, accidente o descuido, pero sea por una o por otra, equivocación es equivocación y en alguna medida trae consecuencias.
Necesitamos tener amor para perdonar las equivocaciones de los demás, pero también tener amor para perdonar las propias. No se trata de ser indulgente o blando, se trata de ser compasivo y comprensivo.
No te hablo de hacer daño y que no te importe o de ser culpable y no afrontarlo, tampoco de haber fallado y no trabajar para arreglarlo, te hablo de tratarte con justo trato, vivir tu proceso de arrepentimiento, resarcimiento y cambio, sin dejarte destruir por ese enemigo que es la culpa crónica, ya que el mismo te consume, te carcome y te hace sentir un enorme peso.
Si crees que puedes vivir sin equivocarte y que eres totalmente bueno, te estás engañado. Siempre debemos exigirnos para ser mejores, buscar santificarnos, dejar el pecado, actuar bien, esforzarnos por lograr más y ser transformados, pero teniendo el cuidado de que esa exigencia no se convierta en algo legalista, nocivo y pernicioso, que te lleve a creer más en la justicia propia que en el perdón de Cristo. También podemos caer en el error de creer que podemos vivir perfectamente, recuerda que perfecto solo es Dios.
Nadie es totalmente bueno y perfecto y si crees que sí, te estás pesando a ti mismo o a los demás con una balanza adulterada. Tienes expectativas equivocadas y el resultado será que, al fallar, y así sucederá, te castigarás o castigarás a otros de forma desmedida.
Y ya que bueno y perfecto solo es Dios, cuando fallamos, pecamos o nos equivocamos tenemos en Cristo un abogado que defiende nuestra causa y al Espíritu Santo que nos guía a la verdad y nos convence de pecado, lo cual nos da la oportunidad de arrepentirnos, de corregir y por lo tanto de ser libres del peso de la culpa, experimentando así la libertad que el Señor nos da.
Acerca de este Plan
En ocasiones es más fácil perdonar a otros que perdonarse a uno mismo. La culpabilidad mal manejada puede llegar a convertir tu vida en algo muy complicado, más aún cuando vivimos en un mundo lleno de condenación, donde muchas cosas y personas pueden dedicarse a recordarnos nuestros errores.
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Nos gustaría agradecer a Abraham Figuera Alvarez por brindar este plan. Para mayor información por favor visite: http://afiguera.me/