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El Peso De La CulpaMuestra

El Peso De La Culpa

DÍA 3 DE 6

Si por alguna razón, ojalá y no, alguna vez tuvieras que cumplir un tiempo en la cárcel, al llegar ahí te quitarían todos tus elementos personales, incluida tu ropa y te entregarían un uniforme. Cumplido el período de reclusión, ya de salida, te regresarían todas tus pertenencias, y aquí te pregunto: ¿Les pedirías que te permitan llevarte contigo el uniforme que estuviste usando todo ese tiempo para ahora usarlo fuera? Estoy seguro de que no, pero eso es precisamente lo que muchas veces hacemos cuando donde luego de que hemos fallado, pecado o cometido algún error, hemos hecho lo necesario para corregir, que es arrepentirnos y asumir, entonces logramos salir de la cárcel, pero vestimos el traje de presos, es decir, decidimos seguir llevando con nosotros el peso de la culpa. 

Estar escuchando permanentemente la voz de la acusación no es algo que proviene de Dios, tu identidad no es la de un convicto. Si has buscado el perdón de Dios, eres libre y si, puede que aun estés trabajando en resarcir el daño hecho a otros, pero no te esclavices a una identidad asociada a una falta. Una cosa es lo que hiciste y otra quien eres, una cosa es quien eras antes y otra quien eres ahora.  

Hay una gran verdad espiritual en esto del peso de la culpa. Como ya vimos, Cristo es nuestro abogado defensor, Él está para defendernos, propiciar la resolución y encontrar nuestra libertad, pero por otro lado también hay una parte acusadora. Satanás no solo es el enemigo de nuestras almas, sino que también es nuestro acusador. Él es padre de toda mentira, así que, en su intención de destruir tu alma, usará las falsas culpas para mantenerte oprimido y atado a la idea de que no has sido perdonado y de que no vales nada. El pretende que te mantengas usando para siempre el uniforme de preso cuando de hecho, ahora has sido vestido con ropas nuevas, unas que dicen: ¡libertad! 

Tienes una nueva identidad en Cristo, la de hijo y la de libre, no eres esclavo de la culpa por lo tanto no tienes que cargar con ese peso encima. Y si, puede que te hayas equivocado y en el futuro vuelvas a hacerlo, pues lo que te corresponde hacer es arrepentirte, esforzarte por cambiar, procurar y permitir la obra transformadora y santificadora del Espíritu Santo en tu vida y solucionar lo que tengas que solucionar. Vive tus procesos, sabiendo que la meta no es solo arreglar todo con los demás (Dios y la gente) sino también dejar de latigarte permanentemente. 


Día 2Día 4

Acerca de este Plan

El Peso De La Culpa

En ocasiones es más fácil perdonar a otros que perdonarse a uno mismo. La culpabilidad mal manejada puede llegar a convertir tu vida en algo muy complicado, más aún cuando vivimos en un mundo lleno de condenación, donde muchas cosas y personas pueden dedicarse a recordarnos nuestros errores.

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Nos gustaría agradecer a Abraham Figuera Alvarez por brindar este plan. Para mayor información por favor visite: http://afiguera.me/