El Peso De La CulpaMuestra

¿Te has propuesto alguna vez no volver a fallar en algo y has vuelto a caer en lo mismo? 

Esto puede ser muy frustrante, sobre todo si te has comprometido delante de Dios y hay voces acusadoras que tienen oídos en tu corazón. Quizás te reprochas una y otra vez, estás decepcionado de ti y hasta estás convencido de que Dios ya no te cree, que no toma en serio tus compromisos y que tampoco acepta tu arrepentimiento. 

Puedes que estés pensando que estar libre del peso de la culpa es para otra gente, para esos que no tienen que lidiar una y otra vez con el mismo error o el mismo pecado, que no es para ti porque tu estas amarrado a algo, aunque no quieres estarlo. Pues una vez más te digo ¡no te engañes!, fíjate que hablando de hacer lo mismo una y otra vez, encontramos a alguien que tiene un gran testimonio personal, de hecho, podemos reconocerlo como uno de los mayores héroes de la fe cristiana, se trata del apóstol Pablo y el mismo dice algo como “eso que quiero hacer no lo hago y hago lo que no quiero”. 

¡Qué gran lucha! El tema aquí es no darse por vencido, presentarse día a día, someterse a Cristo una y otra vez, y vivir los procesos que sean necesarios para crecer espiritualmente. 

Respecto a ¿Cuántas veces debes arrepentirte?, te puedo responder lo siguiente: Jesús les dijo a sus discípulos que cada que vez alguien peque y se arrepienta deben perdonarle, lo cual nos puede llevar a hacernos una pregunta, si esa es la medida que El Señor nos pide a nosotros, hombres imperfectos y deficientes en cuanto al amor, entonces ¿Cuál es la medida de Él para con nosotros?, pues seguramente no es menor. 

¿Esto es un pretexto para una vida deliberada de equivocaciones? No, sabemos que no, simplemente es tener claridad de quienes somos y dejar de engañarnos con estándares imposibles de cumplir o de dejar de maltratarnos y atormentarnos a nosotros mismos creyendo que una vez que fallemos estamos condenados para siempre. 

Cuando fallemos y nos arrepintamos genuinamente, ahí estará su perdón disponible para nosotros y con dicho perdón, la libertad. 

Entreguemos aquellas cosas sobre las cuales no podemos hacer nada. Puedes latigarte 100 días y no corregir nada o puedes aceptar la culpa, arrepentirte, hacer lo necesario para corregir, cambiar la conducta, prestar mejor atención la próxima vez, amar más la próxima vez y sobre todo experimentar más a Cristo. 

Eres libre, no vuelvas a caer en la trampa. No cargues contigo el peso de viejas culpas y procura no traer a tu vida el peso de nuevas culpas.