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Sacudiendo serpientes

A inicios del año 2019 recuerdo haber atravesado una temporada intensa, con un ritmo de vida en que mi cuerpo, alma y espíritu no encontraban descanso. En aquel momento nuestra iglesia pasaba por una etapa de crecimiento exponencial, también estábamos por abrir un campus en una nueva ciudad de Latinoamérica. 

Pero en ese tiempo un encuentro con el Espíritu Santo me llevó a tomar la decisión de ordenar mis prioridades, hacer los cambios necesarios para llegar a tener una vida de longevidad, edificando lo que Dios me mandó a construir. 

Decidí sacudir de mi vida aquellas cosas que el enemigo estaba utilizando para limitarme, frenarme, distraerme y desviarme del propósito para el cual fui llamado. 

En Hechos 28:3, podemos leer que Pablo llega a una isla después de haber naufragado, y en lugar de aceptar la invitación de los isleños a sentarse, empieza a recoger leña y servir para mantener el fuego ardiendo. Después de todo lo que había pasado, casi podemos decir que Pablo estaba en su derecho de no hacer nada y sentarse a descansar. Pero no fue así, él no dejó que su experiencia afectara su servicio. 

Mientras Pablo recogía la leña para mantener el fuego vivo, se le prendió a la mano una serpiente y lo mordió, él simplemente sacudió su mano y se la sacó de encima. Pablo tenía autoridad sobre aquello que intentaba dañar su vida. No miró a Dios y dijo: “¿Por qué a mí, Señor?”, sino que entendió que Dios no lo había salvado de la tormenta para que luego muriera por causa de una serpiente. Sabía que Él tenía el control. 

Dios nos da su autoridad para ejercerla, para involucrarnos en lo que Él está haciendo. El hecho de servirle nos ayuda a entender la autoridad que nos ha dado, con manos que pueden levantar leña y sacudir serpientes.

Dios tiene el control de la tormenta que estás atravesando. Él no peleó por ti en el pasado para abandonarte en medio de la dificultad que experimentas hoy. Si Dios lo hizo antes, lo hará otra vez. Si Él te protegió en medio de la tormenta, te protegerá cuando la serpiente se quiera pegar a tu vida. 

¡Es tiempo de sacudir aquello que el enemigo quiere que se nos pegue!

Oración: Señor, gracias por haber estado conmigo en cada batalla y porque estás conmigo ahora. Te pido que me ayudes a tomar la autoridad que me has dado para sacudir de mi vida todo aquello que no viene de ti. En el nombre de Jesús. Amén.