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Amor y amar

Si hay algo que podemos decir que es universal y que permea todo lo que está asociado al ser humano es el amor. No hay duda de que amar es el sentimiento del alma más preciado y por el que se sigue moviendo la rueda de la creación. En términos humanos, amar es la capacidad de sentir el deseo profundo de cuidar, proteger, ayudar, hacer bien al objeto de lo amado.

El apóstol Pablo expresó a los hermanos de Corinto las cualidades que caracterizan el amor. Son acciones esperadas en aquél que dice que ama. Tal vez, al leerlas nos damos cuenta que la descripción del amor es muy hermosa y que en ocasiones se distancia de la realidad. Esto es así porque esas expectativas del amor son muy elevadas y dejan al descubierto lo escasos que somos al amar.

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Cor. 13:4-7

Cuando leemos estas palabras, nos maravillamos de la belleza del amor y al mismo tiempo nos damos cuenta de que nuestro amor se encuentra a varias millas de distancia de lo que debiera ser. Entonces, ¿cómo podemos amar de esa manera? ¿Cómo dar ese amor que todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta?

La respuesta está en nuestra experiencia de salvación. La palabra de Dios dice que al creer en la obra redentora de Jesús, “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” Rom. 5:5

Es el amor de Dios en nosotros quien nos capacita para que podamos amar conforme a las expectativas del verdadero amor. A medida que nos vamos sometiendo a la dirección del Espíritu Santo, nuestro yo va menguando y vamos creciendo en amor. Es decir que, poco a poco, vamos dejándonos moldear por Dios quien nos quiere llevar a amar como Él ama.

Jesucristo es la máxima expresión del amor de Dios por nosotros. Sólo en Él podemos amar conforme a las expectativas del reino, diferenciándonos de la manera que el mundo ama. Es una obra divina en nosotros, por eso si los cristianos amamos como el Padre espera que amemos, toda la gloria es de Él.

Definir el amor no es tarea fácil, sería como tratar de definir a Dios. Pero el gran teólogo y escritor John Stott dijo: “Si lo que buscamos es una definición de amor, no deberíamos buscarla en un diccionario, sino en el calvario”. Tiene toda la razón, el amor está más claro en nuestras mentes cuando vemos a Jesús en la cruz.