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Su Amor

DÍA 3 DE 6

Inmenso Amor

Cuánto alivio debe darnos el saber que nuestro Padre no cesa de mirarnos con misericordia y arroparnos con su gracia. Nuestro Dios es constante en su amor, Él no cambia. Cambiamos nosotros, nos alejamos nosotros, le desobedecemos nosotros. Él sigue siendo fiel, Él no puede negarse a sí mismo.

No hay manera de que podamos comprender, o siquiera tener una idea clara, de cómo un Dios santo, una y otra vez nos busca, nos recibe, nos limpia, nos perdona y nos ayuda a seguir caminando bendecidos por su gracia. El rey David tuvo un vislumbre de esa maravillosa verdad cuando dijo: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.” Sal. 32:1

Te invito a que recuerdes la parábola que Jesús contó a sus discípulos acerca del hijo pródigo. Al imaginar la escena, veo un padre que todos los días está parado en su balcón extendiendo su mirada hasta donde le alcanzan sus ojos, con la esperanza de ver a su hijo volver al hogar.

No tiene en su corazón un discurso listo para condenar sus acciones. No está repasando en su mente las palabras que su hijo le dijo cuando se fue de la casa. Muy por el contrario, le veo orando, clamando al Señor que su hijo recapacite y regrese. Cuán difícil debió ser para ese padre acostarse cada noche con la esperanza de que al otro día su hijo regresaría, y ver pasar las horas con una lentitud agobiante, hasta tener que volver a acostarse con la tristeza de no haberle visto llegar.

Por eso, el día que por fin le vio a lo lejos, salió desbocado a recibirle.No se quedó en la puerta, no esperó a que llegara. En la narración de la parábola Jesús siguió diciendo: “Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.” Lc. 15:20

En esta hermosa parábola, la constancia del amor de Dios se ilustra en los brazos abiertos de ese padre que recibió a su hijo sin recriminaciones ni censuras. Su corazón fue movido a misericordia porque era su hijo, a quien amaba a pesar de sus erradas decisiones. Dios no se cansa de amarnos. El enemigo quiere hacernos creer que no merecemos ser amados, que Dios ya terminó con nosotros, y se deleita en acusarnos haciéndonos sentir indignos y culpables. No quiere que, si nos hemos alejado, regresemos a los brazos amantes del Padre.

Pero nada más lejos de la verdad, recordemos que este acusador derrotado en la cruz es padre de mentiras. Si Dios ama con amor eterno al pueblo de Israel, cuánto más a los que su Hijo redimió por medio de su sacrificio en la cruz.

Vayamos ante su presencia seguros de recibir su perdón restaurador.

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Acerca de este Plan

Su Amor

En este plan podremos ir conociendo cómo se entrelaza el amor de Dios con el nuestro. Las Escrituras nos llevan de la mano para que nos adentremos en el amor de Dios y vayamos descubriendo, no sólo la belleza de ese amor, sino la capacidad de amar que Él mismo nos ha otorgado en Cristo. De todos los tesoros que tenemos en Él, “el mayor de ellos es el amor”.

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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://facebook.com/GrettchenStage