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Levantando Los Brazos Del PastorMuestra

Levantando Los Brazos Del Pastor

DÍA 3 DE 9

La Mejor Condición

Normalmente escuchamos que el cristiano no debe sufrir; y si así es, es porque está pecando, ha sido rebelde, está pagando las consecuencias de sus malas acciones, etc. Son tantos los señalamientos a los que estamos sujetos cuando estamos pasando por aflicción; especialmente, cuando estamos rodeados de hermanos religiosos y legalistas prestos a señalar al otro cuando cae o siente desfallecer.

Pareciera que algunos cristianos olvidaron por qué son cristianos y para qué son cristianos; sobre todo, cuando quien está pasando por aflicción y sufrimiento es un líder ministerial. ¿Acaso no estamos todos como hijos de Dios en la misma condición de vulnerabilidad frente al pecado, frente a las pruebas y las aflicciones que enfrentamos? Ningún cristiano puede jactarse ni creerse lo suficientemente firme como para decir que nunca va a estar en la cuerda floja, en la cuerda de la debilidad, la opresión y la necesidad. En términos generales, todo hijo de Dios va a tener que enfrentar el sufrimiento; no importa qué nivel de liderazgo, dones o ministerio le ha sido entregado por parte del Señor, todos como hijos de Dios, vamos a tener que pasar por momentos de dificultad.

El sufrimiento nos quita toda careta de religiosidad y legalismo, toda careta de orgullo y altivez; toda careta que nos lleva a creernos con la suficiente capacidad para soportar las pruebas o aflicciones en nuestra propia fuerza. El sufrimiento nos lleva a la mejor condición en la que podemos estar frente a Dios, aquella condición que nos hace besar el piso, bajar la cabeza y reconocer que nada somos sin Él, que somos insignificantes y aborrecibles si no estamos viviendo según su voluntad; aquella condición que nos hace conscientes de la dependencia que tenemos de Él, que nos da la convicción de reconocer que sin Él, nada bueno ni sensato podemos hacer. Cuando estamos en esa condición es cuando podemos ver la victoria de Cristo Jesús sobre nosotros, cómo su gloria se manifiesta con poder en nosotros, gloria que mata nuestro "yo".

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

Levantando Los Brazos Del Pastor

En ocasiones olvidamos que aunque somos hijos de Dios, vamos a enfrentar pruebas, ataques y aflicciones que fácilmente nos pueden debilitar, y los pastores o líderes ministeriales no están exentos de esto. Es cuando en unanimidad debemos testificar del amor y la bondad que hemos recibido de Jesucristo, levantando los brazos de aquellos que en momentos difíciles necesitan nuestro apoyo para que juntos podamos alcanzar la victoria en Cristo Jesús.

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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/confiadosenJesucristo/