La oración importaMuestra

Colaboración mediante la oración

Al inicio de Hechos 12, antes de que Lucas relate con detalle la historia de la liberación de Pedro de la cárcel, observamos que comienza mencionando que Herodes acababa de ejecutar a Jacobo. Parece que está situando los dos eventos en yuxtaposición el uno con el otro, y la única diferencia es la oración. ¿Y si la iglesia hubiera orado por Jacobo como había orado por Pedro? ¿Es posible que la historia pudiera haber terminado de modo diferente? ¿Podría la oración haber cambiado el resultado de esta situación trágica? La oración sí cambia situaciones porque la oración es una manera fundamental en la que colaboramos con Dios.

El profeta Elías es un gran ejemplo de este principio. Por tres años y seis meses, Israel había estado plagado de hambruna hasta que Dios prometió al profeta que enviaría lluvia. “Después de un largo tiempo, en el tercer año, la palabra del Señor vino a Elías y le dio este mensaje: «Ve y preséntate ante Acab, que voy a enviar lluvia sobre la tierra»” (1 Reyes 18:1, NVI). Pero, al final del mismo capítulo en el que se dio la promesa, vemos a Elías orando por el cumplimiento de la promesa. Se postró en tierra y puso su rostro entre sus rodillas. Siete veces envió a su sirviente a buscar cualquier señal de lluvia, y mientras tanto, Santiago 5:17 nos dice que él “oró fervientemente”.

Podríamos preguntarnos por qué Elías necesitó orar si Dios ya le había prometido que enviaría la respuesta. Pero Elías entendía que la promesa requería colaboración mediante la oración. La oración es una colaboración entre el cielo y la tierra que se lleva a cabo cuando el pueblo de Dios se pone de acuerdo con los propósitos de Dios y ora para que esos propósitos se cumplan en el ámbito terrenal. Cuantas promesas hay para el hijo de Dios que solamente le agarrarán sinceramente mediante la fe y la oración. ¡Sí! La oración importa. Tiene el poder de cambiar el mundo.