La oración importaMuestra

La gloria eterna de Dios

Cuando Pedro fue encarcelado en Hechos 12, fue una crisis que pudo haber terminado en catástrofe o victoria. Para los creyentes reunidos en la casa de María que estaban orando por su liberación, sus principales preocupaciones probablemente eran inmediatas. Estaban asustados por perder al gran apóstol que era también su amigo y líder. Probablemente empatizaban con el sufrimiento de Pedro y la brutal ejecución que enfrentaba.

Pero estaba en juego un asunto más permanente: la gloria eterna de Dios. Los intercesores probablemente no tenían idea de que, mediante sus oraciones, Dios desataría su poder de manera extraordinaria… una manera que sería un testimonio para muchas generaciones, incluida la nuestra. ¿Cuántos miles de personas han sido inspiradas por esta historia asombrosa? Sin embargo, podría haber sido un relato trágico perdido en la historia si no hubiera sido por las oraciones de aquellos pocos guerreros de oración fervientes que se pusieron en la brecha.

Dios quiere principalmente recibir gloria de nuestras vidas. Quizás las circunstancias desalentadoras que usted está enfrentando son tan solo una plataforma desde la cual Dios desea demostrar un gran milagro a un mundo incrédulo. Los ojos de Dios recorren toda la tierra buscando a alguien mediante el cual poder mostrar su poder (véase 2 Crónicas 16:9). Él quiere recibir gloria por medio de la enfermedad que usted sufre. Quiere recibir alabanza por medio de su emergencia financiera. Quiere recibir honor por medio de su situación familiar. Clame al Señor y consúltelo. Pregúntele qué piensa y desea Él. No lo prive de la oportunidad de ser su “pronto auxilio en las tribulaciones”. No confíe en el brazo de la carne… en cambio, busque al Señor mientras pueda ser hallado y llámelo mientras esté cercano (Isaías 55:6). Considere su dificultad como una oportunidad para que el Señor reciba gloria.