La oración importaMuestra

Ponerse en la brecha

Ezequiel 22:30-31 fue escrito en los tiempos cuando los hombres peleaban las batallas cara a cara, espada a espada, y mano a mano. Hay muchas leyendas antiguas de pequeñas bandas de hombres y, en algunas ocasiones, un solo hombre que se ponía en un pasaje estrecho eliminaba a todo un ejército con una sola mano. Por ejemplo, está la famosa historia del vikingo solitario que detuvo a todo el ejército sajón en el puente de Stamford, o la leyenda del héroe romano Horacio que resistió al ejército etrusco y salvó a Roma. Si las murallas de una ciudad eran atravesadas en la batalla, un guerrero consideraría su mayor momento de gloria permanecer en esa brecha estrecha, enfrentar al enemigo, y defender la ciudad que estaba a sus espaldas. Pero Dios dice en Ezequiel 22:30 que, cuando Él buscó a un hombre que se pusiera en la brecha, no encontró ninguno. ¿Dónde estaban los guerreros? ¿Dónde estaban los intercesores? Cuando la muralla es atravesada, ¿qué podría ser posiblemente más importante que ponerse en la brecha?

El enemigo trabaja constantemente para atravesar las murallas de nuestras vidas e invadir la iglesia de Jesucristo. Vemos los efectos de esa arremetida cada día; un hombre de Dios cae en pecado, una familia es destruida, una iglesia es dividida, alguien se enferma, etc. Sin embargo, cuántas veces el pueblo de Dios se queda en los márgenes observando la catástrofe y explotando con entusiasmo su nuevo tema de conversación. Pero Dios no se agrada de eso. No hemos sido llamados a murmurar y mirar boquiabiertos, sino a ponernos en la brecha, a cubrir la apertura, ¡y a defender la muralla! Nuestro fracaso a la hora de “cubrir la apertura y ponernos en la brecha” puede tener consecuencias nefastas. Por eso la oración es un asunto tan serio. Es un asunto de vida y muerte. Y, un hombre o una mujer posicionados estratégicamente en oración, ¡pueden ser usados por Dios para producir grandes victorias para su gloria! ¿Será usted esa persona?