La fuente de la fortaleza de Elías

Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra (1 Reyes 17:1).

Los tiempos en el antiguo Reino de Israel eran tan caóticos que vieron surgir cuatro dinastías gobernantes y conquistar a la anterior. Era un momento crucial en la historia de Israel, y parecía que la adoración del Dios verdadero podría ser eliminada por completo entre las tribus del norte de Israel. Era una época en que todo el reino parecía ser apóstata, y cualquier verdadero seguidor de Dios tenía motivos para sentirse muy solo.

En este momento crucial de la historia de Judá e Israel, el profeta Elías apareció de repente, brillando como un meteoro en una noche oscura. Se convirtió en la fuerza espiritual dominante en Israel durante los días oscuros de la apostasía de Acab. El nombre Elías significa Yahveh es mi Dios. En los días en que el gobierno de Acab apoyaba oficialmente la adoración de Baal y otros dioses, incluso el nombre de este profeta decía la verdad.

Elías dijo: “no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra”. Esta era una demostración dramática contra el dios pagano Baal, de quien se pensaba que era el dios del cielo, el dios del clima. Elías mostró a través de sus oraciones al Dios de Israel que Yahveh era más poderoso que Baal. Esta era la religión antigua contra la nueva; pelo de camello contra ropa suave; fuerza moral contra la debilidad moral.

Elías no fue simplemente el profeta de esta sequía - en el sentido de la oración, él fue la causa de la sequía. Él oró y sucedió. Santiago 5:17-18 deja esto claro: Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.

En esta declaración inicial, Elías reveló la fuente de su fuerza: “Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy”. Se dice específicamente “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras” (Santiago 5:17). Sin embargo, mostró una fuerza mayor que la mayoría de nosotros en nuestra vida con Dios. Debemos prestar atención a estas dos indicaciones que revelan la fuente de la fuerza de Elías.

Primero, dijo: “Vive Jehová Dios de Israel”. Todos los demás sentían que el Señor estaba muerto, pero para Elías el Señor vivía. Él era la realidad suprema de la vida de Elías.

En segundo lugar, dijo: “en cuya presencia estoy”. Estaba en la presencia de Acab, pero estaba consciente de la presencia de Alguien más grande que cualquier rey terrenal. Gabriel mismo no pudo elegir un título más alto (Lucas 1:19).

Es fácil ver que nosotros mismos vivimos en un tiempo oscuro. ¿No deberíamos esperar que Dios levante hoy nuevos Elías –hombres y mujeres de tal fuerza moral y espiritual que brillen como un meteoro en una noche oscura? Recuerda que Elías era un hombre como tú; si él tuvo sus debilidades, entonces tú –con las bendiciones de Dios– puedes tener su fuerza.

Basado en el Comentario Bíblico de Enduring Word de David Guzik.