La vida de Elías: Fe en el Dios vivienteMuestra
El suave susurro de Dios
Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto.Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado (1 Reyes 19:11-12).
Dios había llevado al profeta desalentado a una montaña solitaria en medio del desierto seco. No era una montaña cualquiera, sino el mismo lugar donde muchos siglos antes Moisés se había encontrado con Dios y donde el pueblo de Israel recibió la ley de Dios. Así que aquí, en el lugar especial en el monte Sinaí, Dios le dijo a Elías: “Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová”. Dios sabía lo que necesitaba el deprimido y desanimado Elías. Necesitaba un encuentro personal con Dios. No había nada fundamentalmente malo con la teología de Elías, pero en ese momento había algo que faltaba en su experiencia.
Dios suplió esta carencia. Fíjese en las palabras: “Y he aquí Jehová que pasaba”. Dios trajo su presencia ante Elías, pero primero para mostrar dónde no estaba. El Señor no estaba en el viento, no estaba en el terremoto, y no estaba en el fuego. Elías era un hombre como los demás hombres (Santiago 5:17), así que, como muchos otros, Elías probablemente solo buscaba a Dios en manifestaciones dramáticas. Ciertamente, Dios a veces aparece en tales formas (viento, terremoto y fuego), pero a menudo aparece en un entorno menos dramático.
Leemos el famoso versículo en Zacarías 4:6: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Puede que conozcamos las palabras del versículo, pero encontremos su idea principal dolorosamente fácil de olvidar. Tendemos a buscar la presencia de Dios solo en alguna demostración notable de poder de un tipo u otro. Nos cuesta creer que Dios no esté en el viento recio o en el terremoto o en el fuego aterrador. Dios usó este evento extraordinario en la vida de Elías para reforzar el principio de Zacarías 4:6.
Después que el viento, el terremoto y el fuego hubieron pasado, se oyó “un silbo apacible y delicado”. Un comentarista llamó a la vocecita apacible un suave susurro. Este fenómeno final fue un marcado contraste con las manifestaciones anteriores. Dios realmente se encontró con Elías en el silencioso susurro de una voz, en lugar del fenómeno que sacudió la tierra que había ocurrido antes.
Había una profunda verdad en este mensaje, tanto para Elías como para nosotros. Elías quizás pensó que la demostración dramática de poder en el Monte Carmelo (1 Reyes 18:20-40) cambiaría a la nación. O tal vez pensó que la demostración radical del juicio de Dios contra los sacerdotes de Baal después de la vindicación en el Monte Carmelo cambiaría los corazones de la nación. Ninguno de estos funcionó. Este ejemplo es importante para los ministros cristianos, especialmente los predicadores hoy. Muestra que las demostraciones de poder y la predicación de la ira de Dios no necesariamente cambian los corazones. En cambio, un silbo apacible y delicado de Dios que habla al corazón humano es, en realidad, más poderoso que las manifestaciones externas de poder o las manifestaciones del juicio de Dios.
El éxito de Elías en el Monte Carmelo se desvaneció rápidamente y le hizo pensar que toda su vida como profeta había sido un desperdicio y que no había tenido un impacto real en el pueblo de Dios. Había mirado los hechos a través de los lentes de color gris de la incredulidad y permitió que su imaginación tuviera más poder que los hechos que tenía ante él. Dios le aseguró a Elías que, de hecho, había 7,000 personas fieles a Dios que permanecían en Israel (1 Reyes 19:18). La revelación de este remanente piadoso hizo más que animar a Elías a saber que no estaba solo; también le aseguró que su silencioso ministerio de predicación y aliento había dado mucho más fruto de lo que el profeta desanimado se había atrevido a creer.
Dios aún puede mostrar su poder a través de un silbo apacible y delicado.
Basado en el Comentario Bíblico de Enduring Word de David Guzik.
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Escrituras
Acerca de este Plan
Elías, un profeta de Dios del Antiguo Testamento, vivió una vida de fe. La Biblia dice que era una persona normal como nosotros, pero oró oraciones enormes, ¡y Dios respondió! Elías vio la provisión milagrosa de Dios y escuchó su voz, pero también encontró dudas y desesperanza. ¡Este Plan de 9 días de David Guzik te animará a seguir el ejemplo de Elías y confiar en el Dios viviente!
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