La vida de Elías: Fe en el Dios vivienteMuestra
Todas estas cosas en la Palabra de Dios
Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos (1 Reyes 18:36-37).
Fue una de las escenas más dramáticas del Antiguo Testamento. Elías, el fiel profeta de Dios que había detenido la lluvia del reino del norte de Israel durante unos tres años, se paró ante los representantes reunidos del reino para hacer una gran demostración. Había desafiado a duelo a los profetas de Baal: “Mi Dios contra tu dios”. Propuso que cada uno construyera un altar en una colina prominente, sacrificara un animal en el altar y orara a cada deidad para consumir el sacrificio con fuego del cielo. La multitud que miraba de ese modo sabría quién era el Dios real y poderoso.
En esta prueba propuesta, Elías tuvo cuidado de darles a los profetas de Baal todas las ventajas posibles. Les permitió elegir su toro preferido para el sacrificio. Les permitió ir primero. Y peleó la batalla en su propio terreno, porque se pensaba que Baal era el dios del cielo, señor del tiempo y el que enviaba el relámpago (que se pensaba que era fuego del cielo). Si Baal era real, ciertamente podría enviar fuego desde el cielo.
Elías necesitó mucha fe para poner a Dios y ponerse a sí mismo en la cuerda floja ante la nación reunida de Israel. Elías aprendió esta fe durante los muchos meses de dependencia diaria de Dios, tanto en el arroyo Querit como en la casa de la viuda en Sarepta.
Dejó que los profetas de Baal fueran primero y fracasaron miserablemente. Oraron, bailaron, gritaron, incluso practicaron la automutilación para complacer a su grotesco dios. Elías se sentó hasta que agotaron todos los esfuerzos, luego atrajo a la nación a su altar. Cuando instaló su altar les pidió que remojaran el sacrificio y las piedras para que nadie pensara que el fuego era un truco de magia. La explicación de Elías en estos versículos nos dice por qué estaba dispuesto a inclinar la balanza en contra de Dios.
Primero, se nos dice que hizo esto en “la hora de ofrecerse el holocausto”. Unos 50 años antes de esto, Jeroboam, el rey de Israel, desvinculó oficialmente a los ciudadanos del reino del norte de la adoración del Dios de Israel en el templo de Jerusalén. Sin embargo, Elías todavía recordaba el holocausto que se ofrecía todos los días según el mandamiento de Dios en el templo de Jerusalén.
Luego dijo al pueblo: “sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo”. Ambos eran importantes. Era importante para el pueblo de Israel saber quién era su Dios y quién era el siervo de Dios. Necesitaban saber que Elías era el siervo del Dios verdadero y que los profetas de Baal no lo eran.
Luego, Elías dijo algunas de las palabras más importantes de todo el pasaje: “y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas”. Esto fue esencial y nos ayuda a entender todo el evento. Pensamos en el profeta de Dios dando un gran paso de fe –poniendo en juego el honor de Dios y el suyo propio. Si el fuego no caía, Yahveh sería tan desacreditado como Baal. Sin embargo, estas palabras de Elías nos dicen que hizo todo esto de acuerdo con la palabra de Dios. No fue motivado por su propia inteligencia, presunción o vanagloria. Dios llevó a Elías a este enfrentamiento con los profetas de Baal.
Puedes imaginar cómo terminó: cayó el fuego, Dios fue glorificado y su siervo fue vindicado. Elías sabía que podía inclinar la balanza en contra de Dios porque sabía que estaba haciendo lo que Dios le ordenó que hiciera.
En nuestra vida, no siempre estamos tan seguros de la voluntad o la voz de Dios como lo estaba Elías. Pero cuando sabemos que Dios nos ha hablado su palabra, podemos tener la misma confianza de Elías. Podemos ir al trono de Dios en el cielo a través de la oración y decir: “por mandato tuyo he hecho todas estas cosas”. Ese es el lugar de confianza y poder delante de Dios.
Basado en el Comentario Bíblico de Enduring Word de David Guzik.
Escrituras
Acerca de este Plan
Elías, un profeta de Dios del Antiguo Testamento, vivió una vida de fe. La Biblia dice que era una persona normal como nosotros, pero oró oraciones enormes, ¡y Dios respondió! Elías vio la provisión milagrosa de Dios y escuchó su voz, pero también encontró dudas y desesperanza. ¡Este Plan de 9 días de David Guzik te animará a seguir el ejemplo de Elías y confiar en el Dios viviente!
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Nos gustaría agradecer a Enduring Word por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://es.enduringword.com/