La Comisión: Un Devocional De 4 Días Con CAINMuestra

Comienzos inducidos por el cambio

No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre —les contestó Jesús—. Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. Habiendo dicho esto, mientras ellos lo miraban, fue llevado a las alturas hasta que una nube lo ocultó de su vista (Hechos 1:7-9).

Las despedidas son difíciles, ¿no? Los niños crecen y se van de casa. Los amigos se mudan. Y a veces las personas que amamos mueren. Ese tipo de eventos de la vida marcan el final de algo especial. Traen cambios significativos y, por lo general, no nos gustan los cambios que no elegimos. Algunos de nosotros evitamos el cambio a toda costa.

La cuestión es que, cada despedida, cada final trae un cambio a nuestras vidas, también es un comienzo, solo tenemos que encontrarlo y aceptarlo. Eso es lo que Jesús quería que Sus discípulos supieran en Hechos 1, justo antes de dejar la tierra y ascender al cielo. El “adiós” de Jesús marcó el final de un tiempo increíblemente especial en sus vidas y la llegada de cambios significativos que no habían elegido ni deseado. Pero no fue el final. Su historia ciertamente no había terminado, y tampoco la de ellos. De hecho, estaban a punto de comenzar una etapa de la vida que, en cierto modo, resultaría ser aún mayor. (Juan 14:12-13).

Al igual que los discípulos en Hechos 1:6, a menudo nos acercamos a nuestros finales y a los cambios inminentes que traen una cosa en mente que nos gustaría que Dios hiciera. Queremos que Él nos ayude a nosotros y a nuestros hijos. Queremos que Él provea amistades y cosas por hacer para llenar el vacío. En esencia, queremos que Él compense la pérdida de alguna manera. Y Dios nos responde con gracia, pero Su Palabra siempre redirige a Su misión. Tenemos un propósito, y Él tiene un plan. Debemos ser Sus testigos y compartir el testimonio de lo que hemos visto y oído en Cristo, en nuestro contexto cotidiano e incluso en todo el mundo. Afortunadamente, Él no nos dejó solos para averiguar cómo hacerlo. Él ha dado un don extraordinario a cada persona que confía en Él: el poder vivificante y transformador de vida de su Espíritu. Ya sea que estemos cruzando la calle o dando la vuelta al mundo, Dios nos ha llenado con Su Espíritu Santo para hacer lo que solo Él puede hacer. ¿Estás listo(a) para comenzar?

●Tú tienes un propósito y Dios tiene un plan. En tus propias palabras, ¿cuál es ese propósito y plan?

●¿Qué es un “final” que debe tener lugar en tu vida para que realmente comiences a caminar en el poder del Espíritu? ¿Cómo te habla Hechos 1:7-9 acerca de eso?

●Agradece a Jesús por el don de Su Espíritu Santo para que ningún adiós en esta vida sea realmente el fin de Su plan y propósito en tu vida. Agradécele por los nuevos comienzos y pídele que te ayude a aprender a confiar en Su Espíritu mientras buscas vivir Su comisión cada día.