El desprecio

La parábola comienza contándonos de un padre que tiene dos hijos, un hijo mayor y uno menor, en el cual se hace más énfasis en el hijo menor. Presta mucha atención, porque al contar esta historia, Jesús quiere que entiendas un mensaje que es de doble cumplimiento, tanto en ese tiempo como para el día de hoy.

Se nos cuenta que este hijo menor pide a su padre la herencia que le corresponde y el padre sin decirle nada entrega dicha herencia, el hijo menor deshonro a su padre, lo insulto y menosprecio, ya que en esos tiempos si tu pedias la herencia antes de que tu padre muriera, se entendía desde el contexto judío, que era como decirle a tu padre “padre tu vida no me importa, me importa tu dinero”. Era impensable que un hijo pidiera la herencia a su padre, era tanto así, que la Ley cobijaba al padre para que lo llevará a la plaza central y le contara a todo el mundo lo que había hecho el hijo y todos los que estaban presentes podrían apedrearlo y estarían amparados por la ley.

En vez de hacer esto el padre le da la herencia y respeta la decisión, aquí está el primer mensaje de doble cumplimiento, ya que, al contarnos en la historia, que el padre decide no ampararse por la ley y avergonzar a este hijo y reprenderlo por la deshonra que trajo su petición, el padre respeto su libre albedrío, su hijo decidió irse de casa e irse a un país lejano, a cualquier otro lado, pero lejos de su padre, y lo que quiere Jesús que entendamos hoy en día, es que nunca nuestro Padre celestial se opondrá a nuestro libre albedrio, porque nosotros somos los que tomamos la decisión de quedarnos en su presencia y amor o decidimos alejarnos.

En ocasiones deseamos tanto las cosas que están en el mundo… dinero, alcohol, viajes, sexo, fiestas desenfrenadas, etc. Todo lo contrario de lo que Dios quiere para nuestras vidas, en muchas ocasiones somos como ese hijo menor, que, teniendo la herencia del cielo, menospreciamos al padre y decidimos alejarnos y vivir en pecado, siguiendo una vida de libertinaje, entregados a todo lo que está en contra de la palabra de Dios.

Te invito a que pienses en este momento todas las bendiciones que probablemente has retrasado por tus conductas, porque Dios tiene grandes planes y caminos para ti, nosotros somos los que retrasamos todo lo que ya es nuestro, Jesús siempre quiere lo mejor para nuestras vidas y así está escrito.

En el tercer día de este devocional, veremos las consecuencias y el despertar que tuvo este hijo menor. Dios te bendiga hoy y siempre.