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Desafío 8: CAMBIA EL EGOISMO POR GENEROSIDAD

¿Quién pudiera negar que más de alguna bendición ha recibido de Dios?

Entiendo si dices que todo lo has ganado con esfuerzo y trabajo. Pero, la bendición de la vida, la buena salud, la capacidad de hacer, te la ha dado el Eterno. Y, aunque busques, por todos lados, argumentos para desconocer los beneficios divinos siempre florecerán en algún lugar de tu vida.

Día tras día somos un receptáculo de las bendiciones divinas; ahora bien, recibiendo tantos beneficios el desafío consiste en no convertirse en un egoísta acumulador sino en ser una persona generosa, que comparte a otros que lo necesiten porque: "Deben recordar las palabras del Señor Jesús: “Hay más bendición en dar que en recibir” (Hechos 20:35b NTV).

El móvil para ser generoso no es ganar protagonismo ni reconocimiento, simplemente es saberse bendecido y compartir esas bendiciones con otros.

Si aportas en tu comunidad de fe, bien haces, y de pasada te pregunto: ¿Estás diezmando y ofrendando en la comunidad de fe? Si es así, que eso no sea una limitación porque las bendiciones nunca se detienen y compartirlas no debiera tener freno.

Ser generoso es un acto de valentía y humildad al mismo tiempo. Valentía para desprenderte de lo que piensas que te pertenece absolutamente y humildad para reconocer que se te han concedido todas las bendiciones como una demostración de amor y no por méritos propios. San Pablo, movido por el Espíritu Santo, nos da una excelente guía cuando nos dice: "Cada uno debe decidir en su corazón cuánto dar; y no den de mala gana ni bajo presión, porque Dios ama a la persona que da con alegría" (2 Corintios 9:7 NTV).

Sé valiente y humilde y comparte con alguien más de las bendiciones que te han llegado del cielo y no uses como excusa decir ‘no tengo nada para dar’, porque siempre hay algo para compartir, siempre.

¡Disfruta siendo generoso!