Hablemos de comunión:

Estudiemos más a fondo el pasaje de 2 corintios 13:14 (puedes leerlo en la imagen de arriba). Según este versículo:

Las tres expresiones que todo cristiano debe experimentar:

1. El amor del padre
2. La gracia del Hijo
3. La comunión con el Espíritu Santo

Ahora estudiemos un poco cada una de estas expresiones:

La expresión más intensa de nuestro Padre Celestial es el amor. Porque, ¿qué dice la biblia acerca del Padre? Que Él es amor (1 Juan 4:8) y que de tal manera amó (Juan 3:16).

La expresión más intensa del Hijo es la gracia. ¿Qué significa gracia? Significa un regalo que se nos da sin merecerlo y la cruz es la mayor expresión de gracia. Otro ejemplo de Su gracia es la historia de la mujer adúltera (Juan 8:1-11).

Entonces, la expresión más intensa del Espíritu Santo es la comunión. Pero, nos damos cuenta que para la mayoría de cristianos es sencillo disfrutar de las dos primeras expresiones de Dios pero no de la tercera.

Una gran parte de cristianos perciben el amor del Padre, viven bajo la gracia del Hijo, pero ¿y la comunión?

En gran parte, esto no se debe a que dichos cristianos ignoren querer tener comunión con el Espíritu Santo. Se debe a la manera incorrecta en la que vemos al Espíritu Santo. Consideramos al Espíritu Santo como “la fuerza ejecutiva de Dios”, algo como un poder, energía o influencia. Le consideramos como una emoción momentánea: un escalofrío, un calor que te recorre toda la piel, un temblor en todo tu cuerpo, etc. Y claro, esto es parte del Espíritu Santo pero NO ES EL ESPÍRITU, son las “consecuencias” de estar expuesto al Espíritu Santo.

Espíritu Santo no es una sensación, no es una experiencia, no es una emoción. Es algo más grande que esto: es Alguien.