Un interruptor.

Como aquel interruptor para encender la luz que está en la pared de tu habitación, así mismo usamos al Espíritu Santo.

Vamos a la iglesia, encendemos el interruptor de Espíritu Santo y le decimos: vamos Espíritu Santo haz que la alabanza sea ungida, haz que la gente sienta emociones y que el mensaje traspase el alma y que la gente sane. Termina la reunion, apagamos el interruptor y volvemos a encenderlo en la próxima.

Hemos incluido al Espíritu Santo entre las cosas que hacen falta para que una reunion vaya bien como el púlpito, el micrófono y el proyector. Y al terminar la reunión en la iglesia queremos dejar al Espíritu Santo en el mismo lugar que dejamos el púlpito, el micrófono y el proyector guardado hasta la siguiente reunión.

Recordemos que el Espíritu Santo no ha escogido un templo de oro, plata o piedras preciosas como lugar de morada. Él ha escogido un templo de carne, en tu corazón como lugar donde reposar y hacer su morada. EL ESPIRITU SANTO TE HA ELEGIDO A TI.

El Espíritu Santo no se queda en el local donde esta tu iglesia. El Espíritu Santo se va contigo. Cuando estás en el auto, en tu casa, escuela, universidad, ahi está el Espíritu Santo.

¿Cómo está el Espíritu Santo en tu vida? Como tu mejor amigo o como tu interruptor para momentos específicos.