Un auto examen:

Si a este punto, ya te has dado cuenta que utilizas al Espíritu Santo como un interruptor que lo enciendes solo en los momentos necesarios, escucha este ejemplo:

“Te levantas por la mañana, abres los ojos y el Espíritu Santo ha permanecido toda la noche velando por ti. Y cuando abres los ojos Él se alegra y dice: "¡Buenos días! ¿Cómo estás?, háblame, vamos a hacer cosas juntos". Pero tú solo te limpias los ojos y sigues aún tan dormido que ni eres consciente de que Él te está saludando. Entonces vas a la cocina, buscas tu desayuno y empiezas a comer y el Espíritu Santo se sienta al frente tuyo y te dice: "Vamos a hablar, tengo planes para ti en este día, tengo algunos encuentros divinos con personas que te verás cuando salgas. Ven, seremos un equipo". Pero tú estás comiendo tu desayuno. Luego, tomas tu maleta del trabajo o tu mochila para la escuela y el Espíritu Santo va detrás de ti. Pasa cualquier suceso en tu día, te sientes triste y el Espíritu Santo te dice: "¿Por qué no me cuentas? Yo te entiendo, tengo la respuesta que necesitas". Pero tú sacas tu celular y escribes un mensaje a cualquier otra persona menos al Espíritu Santo. Luego, ya vas de vuelta a casa y el Espíritu Santo va corriendo detrás de ti y dice: "Bueno, es una persona muy ocupada pero seguro ahora entrará a su habitación, cerrará la puerta, agarrará la Biblia, pondrá un poco de música y pasaremos un rato juntos". Pero, llegas, cierras la puerta, enciendes el computador y el Espíritu Santo está emocionado pensando que pondrás alabanzas para ir preparando el ambiente y, de repente, abres redes sociales y el Espíritu Santo te dice: "¿De verdad me estás sustituyendo a mí?". Llega la noche, acostado mientras bostezas haces una “oración rápida” y el Espíritu Santo una noche más permanecerá a los pies de tu cama, velando por ti. Porque aunque tú hayas sido infiel, Él siempre permanece fiel"

Reflexiona en esto y, si ese ejemplo se asemeja a tu vida te invito a que ores:

Padre, te pido perdón porque te he fallado. He puesto mis actividades diarias y afanes primero que a ti. He puesto (nombra las cosas) por encima de mi tiempo Contigo. Te pido, Papá, que me ayudes a organizar mi vida y aprender a entregártela por completo. Que, en cada uno de mis días, pueda dejar de lado la ansiedad y los afanes así poder ministrarte con mi adoración para que Tu ministres mi vida. En el nombre de Jesus, Amén.