No CallaréMuestra

NO TE CALLES

Cuando Pablo llegó a Corinto, dedicó parte de su tiempo predicando de Jesús a los judíos. Estos, para su sorpresa, se opusieron al mensaje y Pablo, puso su esfuerzo en predicarle a los gentiles. Estos a su vez sí escucharon, creyeron y fueron bautizados. Una noche el Señor le habló a Pablo en una visión: “No tengas miedo; sigue hablando y no te calles, pues estoy contigo”.

Me imagino que aunque Pablo ya tenía experiencia en tener puertas cerradas; quedó preocupado o quien sabe si hasta un poco herido. Es ahí cuando el Señor le da una palabra de aliento.

En ocasiones, tenemos la expectativa de que nuestro ministerio tendrá el apoyo de nuestra propia gente. Qué decepción nos llevamos cuando nos damos cuenta que en muchas ocasiones no es así.

El desánimo llega y nos llegamos a preguntar: ¿Para qué continuar? ¿Para qué seguir cantando, predicando, hablando, si nadie me escucha? Es ahí donde está nuestro error. Nuestro mensaje será recibido por las personas que lo necesitan.

Tienes mucho que contar. Hay personas que esperan escuchar tu testimonio, una palabra de aliento, una alabanza; para ellos salir de la depresión, la tristeza, la soledad, para poder ser libres y salvos en Cristo.

Recibe la palabra que el Señor le dio a Pablo: No tengas miedo; sigue hablando, NO TE CALLES.