Decimos que confiamos en Dios, pero ¿CONFIAMOS?Muestra

¡Cómo nos cuesta confiar en Dios! Sabemos que existe, que nos ama, que está presente en nuestra vida, que nos escucha cuando le hablamos, ¡y que nos responde! Pero, cuando atravesamos situaciones difíciles, lo último que hacemos es recurrir a Él. ¡Actuamos como si no lo conociéramos! Creo que lo peor de todo es que, sabiendo quién es Dios, lo hacemos a un lado cuando peleamos nuestras batallas más difíciles. Teniendo la posibilidad de entregar el problema en Sus manos y descansar en Él, luchamos contra viento y marea para resolverlo solos.

Te lo digo porque a mí me pasa. Podría contarte cómo Dios respondió oraciones que le hice, obrando de maneras increíbles. Con tan sólo pensarlo, ¡me emociono! Pero, ¿qué me pasa cuando viene una nueva dificultad? ¿Por qué recurrir a Dios es lo último en mi lista? Si te sucede lo mismo, ¡este plan es para ti! Quiero ayudarte a que juntos desarrollemos nuestra confianza en Dios y fortalezcamos nuestra fe en Él.

¿Por qué debemos elegir confiar en Dios?

Mi objetivo con esta pregunta, no es convencerte a la fuerza o venderte una teoría que a mí me funcionó. Quiero que evalúes tu vida y que en base a eso, tomes la decisión de confiar o no en Dios. Para esto, quiero llevarte a pensar en lo que Dios hizo, hace y promete hacer en tu vida. Para mí, estas son algunas de las razones por las cuales decido sin dudar confiar en Dios a diario.

✔ Por quién es Él. «¡Qué grande eres, oh Señor Soberano! No hay nadie como tú. ¡Nunca hemos oído de otro Dios como tú!» (2 Samuel 7:22, NTV). Tenemos un Dios que es grande, soberano, ¡es incomparable! Podríamos estar todo el día describiendo Sus atributos. Cuando termines hoy de leer, dale gracias a Dios por quién es Él: es Amor, es Justo, es Todopoderoso, es Perdonador y mucho más.

✔ Por lo que hizo en mí. ¡Qué tremendo es poder mirar hacia atrás y ver que Dios siempre estuvo ahí! Sus hazañas, Sus milagros, Su poder. Nunca nos falló. Claro que hubo sufrimientos, dolor, tristezas, dificultades, pérdidas, enfermedad… pero a pesar de todo esto, Dios nunca nos defraudó, nunca nos dejó solos. Por otro lado, ¿cómo olvidar que nos salvó? «Pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores» (Romanos 5:8, NTV). Hoy somos libres del pecado gracias a ese sacrificio. Toma un minuto y piensa en Jesús muriendo por ti en la cruz. ¡Qué amor! ¿Cómo no confiar en Él después de lo que hizo por nosotros?

✔ Por lo que hace en mí. Al alinearnos a Su voluntad y tomar la decisión de vivir como Él quiere, descubrimos que Dios tiene un propósito para todo, y nos da las fuerzas necesarias para atravesar las adversidades. Si caemos, Él nos levanta. Josué 1:9 dice: «¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas» (NTV). Entonces no tengas miedo, Él está contigo hoy y siempre. Su amor no tiene fin. ¡Qué hermoso saber que le importamos a Dios! Él no está ocupado “atendiendo asuntos más importantes”, para Él tú eres un “asunto importante”.

✔ Por lo que hará en mí. ¡Nuestro Dios cumple Sus promesas! Él promete amarte siempre, estar contigo sin importar la situación y darte la vida eterna. Tenemos esperanza en Dios, nuestro futuro es seguro gracias a Él. «El Señor llevará a cabo los planes que tiene para mi vida, pues tu fiel amor, oh Señor, permanece para siempre. No me abandones, porque tú me creaste» (Salmos 138:8, NTV).

Dios está trabajando en ti y en mí. Tiene propósitos enormes para nuestra vida. Confía en Él, dale el control de tu vida para que pueda obrar cosas sorprendentes en ti. Si fue fiel ayer, es fiel hoy y promete ser fiel mañana, ¿por qué no confiar 100% en Él? Yo quiero confiar en un Dios así. ¡Yo quiero confiar en mi Dios! ¿Y tú?