Ya No Soy Esclavo, Soy HijoMuestra

En la Biblia encontramos momentos donde Dios rompió toda atadura de Sus hijos y los liberó para que pudieran servirle y adorarle. Un claro ejemplo lo encontramos en el Éxodo, cuando Israel es liberado del pueblo egipcio para que pudiera servirle, cambiando su condición de esclavos por la de redimidos. Pero el pueblo, estando en el desierto como hombres libres aún conservaban el pensamiento de esclavitud. El Señor busca quitar ese pensamiento que nos liga a este mundo y nos hace cautivos. Podemos ver que los pensamientos erróneos que tenían los israelitas en ese momento son los que las personas tienen en la actualidad: “¿Qué comeremos y qué vestiremos?”. Y, son esos mismos los que vuelven esclavos a los hombres, buscando una provisión que Dios ya nos ha entregado. Y, así como del cielo caía maná en el desierto que sustentaba al pueblo de Israel, hoy te dice el Señor: “Yo tengo todo lo que tú necesitas”. El Señor te mira y conoce, Él sabe lo que te hace falta y está dispuesto a dártelo cuando eres consciente de quién eres, un hijo Suyo, pueblo adquirido (1 Pedro 2: 9). Deja de buscar lo que te puede ofrecer el mundo bajo esclavitud, mas con la libertad que se te ha otorgado a través de Jesús, busca el Reino de Dios y Su justicia y todo lo demás vendrá de Su mano como añadidura (Mateo 6: 31-33).