Él nos sanará y vendará nuestra herida.

"Él sana a los quebrantados de corazón y les venda las heridas" (Salmo 147:3).

Uno de los procesos que tuvo que pasar José fue la sanidad de su alma y espíritu, recordemos que dice que los hermanos le tenían envidia. Él quería venganza, porque los hermanos lo habían dejado, vendido y no acudieron a su clamor.

No les parece eso tan real y parecido a esos sentimientos que tenemos cuando somos lastimados, heridos, y por naturaleza buscamos justicia.

José tenía el poder de juzgar a sus hermanos, hacerles lo mismo y hasta peor, recordemos que era el segundo al mando después del faraón. ¿Qué harías si tuvieras al frente tuyo a la persona que te hirió, que te lastimó, que te traicionó y tuvieras en ti todo el poder del mundo? Sí; ese mismo pensamiento que vino a tu mente, el primero, no el que vino después de haber analizado las cosas. Sabes, José también quiso justicia por todo lo que había pasado. Pero, a la vez él fue confrontado por el amor de Aquel que nunca lo dejo, de Aquel que le hizo ver que a pesar de todo Él había usado todo para que obrara a su favor y alinearlo a Su voluntad y propósito.

Muchas veces no vamos a entender por qué es el dolor que debemos atravesar, por qué la traición, por qué el abandono. Pero, hay algo que sí puedes estar seguro: Dios vendrá a sanar tu herida, Él la vendará para que puedas obrar como Él lo haría.

Dar de gracia lo que de gracia hemos recibido, va mas allá de una simple lectura, es darle a otro lo mismo que Dios te ha dado, ese mismo amor, ese mismo perdón. Así como Dios ha actuado con nosotros, así debemos actuar con aquellos que nos han lastimado y ofendido.

Las heridas de nuestro caminar para ser perfeccionados en Él hasta Su venida serán el testimonio de Su amor y perdón para la humanidad.