Sé más como María

Por Kristen Hollis

"—No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús… "—Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho" (Lucas 1:30-31, 38 NVI)

¿Alguna vez has tenido un jefe realmente bueno? ¿Uno que te recordaba lo importante que eras para el equipo, que nunca tomo crédito y fue siempre humilde? Pueden ser difíciles de encontrar, pero personas como estas son esenciales para desarrollar equipos y procesos saludables. María, la madre de Jesús, era la personificación de alguien con un corazón humilde.

En el pasaje de hoy, el ángel Gabriel le dice a María que es altamente favorecida por Dios, y por tal razón fue elegida para concebir y dar a luz a Jesús, el Salvador del mundo. ¿Te imaginas lo abrumada y honrada que debe haberse sentido en ese momento? El Creador del universo encontró favor en ella, una niña de Nazaret, y ahora quiere que sea la madre del hombre más importante que jamás haya nacido en esta tierra.

En el versículo 38, la vemos probar su humildad y el valor del favor de Dios en su respuesta. Ella dice: "Aquí tienes a la sierva del Señor. . . Que Él haga conmigo como me has dicho". ¡Qué respuesta tan humilde! En ese momento, María podría haber hecho muchas cosas: podría haberle pedido a Dios que le diera la tarea a otra persona, tratar de huir o incluso sentirse orgullosa. Incluso en situaciones normales, si alguien me otorga el honor de una tarea importante, tengo problemas con la humildad. Caigo en el error de creer que soy la mejor persona para el trabajo y que nadie más podría ser siquiera considerado para hacerlo. ¡Responder con humildad es difícil en varias ocasiones porque nos encanta ser amados y alabados por los demás! Pero eso no es lo que María hace aquí.

Su postura de humildad está tan arraigada en ella que su reacción inmediata es someterse al plan de Dios para ella. El papel de María en este plan es esencial, pero ella sabe que no es obra suya. Además de preguntar cómo es esto posible en el versículo 34, María no cuestiona la instrucción de Dios por un minuto, a pesar de la mancha que sabe que esto tendrá en su reputación. La petición de Dios a ella no es de ninguna manera fácil. Si bien María sabía que era virgen, las personas a su alrededor iban a sacar sus propias conclusiones sobre cómo llegó a quedar embarazada. En este período, si una mujer era encontrada soltera y embarazada, su reputación la seguiría por el resto de su vida. Y lo que es peor, si su prometido, José, la llegara a acusar de adulterio, podría haber sido lapidada hasta la muerte. Sin embargo, con todas esas posibilidades, María caminó en obediencia.

En este pasaje, podemos aprender mucho de María acerca de cómo respondemos a los llamados de Dios para nosotros. ¿El Señor te impulsó a orar por un extraño en la calle, pero te asustaste de cómo se vería? ¿Te bendijo con algo, y tu pensamiento inmediato fue acerca de cómo te lo habías ganado con tu propio esfuerzo? ¿Cómo sería caminar a cada momento con una postura de obediencia y humildad, sin tener en cuenta cómo te ves, bien o mal? ¿Cómo sería diferente tu vida?

Amigos, Dios nos ha llamado a hacer algo mucho más grande de lo que podríamos hacer por nuestra cuenta. Él puede llevarnos a lugares que harán volar nuestras expectativas fuera del agua si vivimos nuestras vidas en obediencia y humildad.

Pausa: ¿Cuándo fue la última vez que alguien te otorgó un gran honor? ¿Cómo respondiste?

Practica: La próxima vez que te encuentres en una situación en la que estés siendo honrado, tómate un momento para hacer una pausa y practicar la gratitud al Señor, por permitirte experimentar ese momento al saber que no podrías haberlo hecho sin Él.

Ora: Señor, gracias por Tus muchas bendiciones y plan divino. Te pido que me ayudes a caminar en obediencia y humildad mientras me muestras el camino que tienes para mí. No me permitas ser un reflejo de mis propias habilidades y dones, sino de Tus obras a través de mí. Amén.