¡Buenas Noticias para compartir con el mundo!

Por Samantha Rodriguez

"Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba acostado en el pesebre. Cuando vieron al niño, contaron lo que les habían dicho acerca de él, y cuantos lo oyeron se asombraron de lo que los pastores decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón y meditaba acerca de ellas.Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como se les había dicho" (Lucas 2:16–20 NVI).

Tal vez hayas visto videos de niños pequeños en la mañana de Navidad. Ya sea que sean videos de ti mismo, de tus hijos o videos que hayas visto en Los videos caseros más divertidos de América, estos momentos capturados por la cámara producen risas y crean recuerdos increíbles.

En uno de mis videos navideños cuando tenía unos cuatro años, estaba tan feliz de abrir mis regalos con todos los accesorios para mi muñeca “American Girl”, que no paraba de gritar cada vez que rasgaba el papel de un nuevo regalo. Imagínense la emoción en mi voz junto con mi dificultad para hablar cada vez que exclamaba: "¡Mira! Otro solo para mí!!!". A pesar de que mi familia podía ver lo que estaba abriendo justo frente a mí, ¡mi emoción no podía ser contenida! Simplemente tenía que reiterar lo que recibía cada vez que abría un regalo. Tampoco podía esperar para volver a la escuela y hablar de esto con mis amigos.

Hay algo acerca de recibir noticias maravillosas o un regalo espectacular que nos hace querer compartirlo con todo el mundo. La alegría es contagiosa porque fue diseñada para ser compartida. ¡En nuestra Escritura de hoy, se nos recuerda la Buena Noticia del nacimiento de Jesús! Cuando los pastores vinieron a presenciar por sí mismos el nacimiento de su Salvador, no pudieron evitar el compartir lo que habían visto y adorar a Dios por todo lo que escucharon y vieron. Todo comenzó cuando los ángeles se les aparecieron en el campo. Su visión del Mesías muy probablemente era la de un poderoso rey montado en una carroza con un vasto ejército siguiéndolo, pero al escuchar la noticia del ángel de que este Mesías había nacido como "un bebé envuelto en telas y acostado en un pesebre" (Lucas 2:12), dejaron atrás todas sus expectativas y fueron a adorarlo de todas maneras.

Nuestras expectativas a veces pueden interponerse en el camino para ver la mano de Dios en nuestras vidas. Olvidamos que Él trabaja fuera de nuestros límites y casillas. No sé ustedes, pero hubo momentos en que recibí un regalo en Navidad que esperaba que fuera otra cosa y al abrirlo me sentí muy decepcionado. Me costó mucho ocultar mi frustración cuando con una sonrisa forzada lentamente dije: "¡Guau! ¡Esto es genial, gracias!". Si los pastores hubieran reaccionado así y simplemente hubieran seguido adelante con sus propias vidas, ¡habrían perdido la oportunidad de conocer, adorar y difundir las Buenas Nuevas sobre el niño Jesús!

En esta temporada, que no olvidemos la emoción que el nacimiento de Cristo trajo a esos pastores. Que no dudemos en compartir constantemente esa alegría y noticias con quienes nos rodean, así como lo hicieron los pastores. Que no dejemos de adorar a nuestro Salvador Rey, independientemente de nuestras expectativas sobre cómo podría El actuar o mostrarse en nuestras vidas. En esta temporada, permitamos que el gozo de la encarnación de Cristo y la confianza de Su vida en la tierra, incluyendo Su muerte sacrificial y resurrección victoriosa, nos impulse a una adoración más profunda y una proclamación más valientes de Su gloria.

Pausa: ¿Estás tan emocionado de compartir estas buenas nuevas con otros como lo estaban los pastores? ¿Por qué si o por qué no? ¿Qué expectativas tienes que te impiden ver a Dios realmente obrar de la manera que Él desea hacerlo?

Practica: Comparte tu alegría y emoción por la temporada con alguien hoy. Podría ser un extraño, un compañero de trabajo, un amigo, un vecino o un miembro de la familia. ¡Comparte tu razón para amar tanto la Navidad!

Ora: Hermoso Salvador, Jesucristo, Tú eres mi Rey. Tú eres mi Rey manifestado en forma de bebé nacido en un pesebre, así como también como un criminal abandonado en esa cruz. Las imágenes que nadie imaginaría cuando piensa en un Salvador o un Rey, pero las imágenes que Tú nos has dado para mostrar Tu humildad, Tu amor y Tu gracia. Que pueda vivir a la luz de Tu gloriosa vida. Ayúdame a compartirte con otros hoy tanto con mis acciones como con mis palabras. Quiero adorarte dejando todo así como lo hicieron los pastores. Amén.