El mejor regalo

Por Danny Saavedra

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16 RVC).

Antes de entrar en nuestro estudio de hoy, déjame preguntarte algo.: ¿Cuál es el mejor regalo que has recibido? Recuerdo que el mejor regalo que me dieron cuando era niño fue un Nintendo 64, completo con Super Mario 64. ¡Hombre!, cómo disfruté de largas horas y entretenimiento con esa consola.

Hasta el día de hoy, todavía me encanta recibir regalos. Pero, si puedo ser honesto contigo, como adulto, particularmente como padre, he notado algo muy interesante: disfruto mucho más dando regalos. Ningún regalo que he recibido en la edad adulta me ha hecho sentir como cuando era niño, pero cada vez que le doy a mi hijo o hija un regalo que realmente quieren, al ver la emoción y la felicidad en sus rostros, sentir el abrazo dichoso y escuchar "¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias, papi!", me lleva a ese maravilloso sentimiento que experimenté con el N64.

Al pensar en la razón por la que celebramos la Navidad hoy, recuerdo Mateo 7:11 (NTV), que dice: "Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre Celestial dará buenos regalos a quienes le pidan”.

Juan 3:16 nos dice que Dios dio a Su único Hijo para que todos los que creen reciban el regalo de la vida eterna. Romanos 8:32 (NVI) elabora aún más diciendo: "Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás?", mientras que 2 Corintios 8:9 (NTV) dice: "Ustedes conocen la gracia generosa de nuestro Señor Jesucristo. Aunque era rico, por amor a ustedes se hizo pobre para que mediante su pobreza pudiera hacerlos ricos".

Ahora, ¿por qué nos dio El este regalo? ¿Por qué descendió el Rey del cielo y habitó entre nosotros? 1 Timoteo 1:15 (NTV) nos dice: "Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores". En Romanos 6:23 (NVI) se nos dice claramente: "La paga del pecado es muerte". Esto es lo que merecemos. Esta es la deuda que tenemos con Dios debido a nuestro pecado. En el pecado estamos separados de un Dios Santo y Perfecto. Pero nuestro Señor, lleno de amor, gracia y misericordia, estableció un plan para cerrar esa gran división dándonos "el don de Dios", que es "vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor". Y lo logró "enviando a su Hijo unigénito al mundo para que tuviéramos vida eterna por medio de él" (1 Juan 4:9 NTV).

Como seguidores de Cristo, hemos recibido un regalo que permanecerá por siempre, un regalo que nunca envejecerá, nunca se romperá, nunca se desgastará, nunca estará vacío y nunca perderá su valor; el regalo más grande que el mundo haya conocido. . . Y todo lo que tenemos que hacer es creer. ¡Jesús pagó el precio más alto para comprar este regalo para nosotros para que Él pudiera ofrecérnoslo libremente! Es por esto que Juan 3:16 es el versículo más conocido de la Biblia, porque es la expresión más poderosa y simple del amor de Dios por nosotros. ¿Y adivina qué? ¿Sabes cómo se siente Dios cada vez que alguien acepta Su regalo? ¡Jesús nos dice en Lucas 15:7 (NTV) que ¡hay gozo en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y acepta el regalo de Jesús!

Así que hoy, mientras te preparas para celebrar el nacimiento de Jesús mañana, mientras preparas la cena de Nochebuena o te preparas para asistir a la iglesia, debes saber que no eres el único que celebra. . . Tengan la seguridad de que nuestro Padre está en el cielo celebrando el momento en que ustedes y yo nos convertimos en Sus hijos, y sepan que habrá gran regocijo en el cielo a medida que las personas lleguen a conocerlo.

Pausa: ¿Cuál es el mejor regalo que has recibido?

Practica: ¡Jesús vino a salvarte, a darte libremente la vida eterna en el cielo, a ser adoptado en la familia de Dios como hijo o hija! ¡Dedica tiempo para reflexionar sobre el regalo de la salvación hoy y ora por aquellos a tu alrededor que aún no han recibido este regalo!

Ora: Padre, hoy oro simplemente para agradecerte y rendirme en admiración ante Ti. Que nunca pierda el asombro ante el Evangelio, que siempre recuerde la belleza y el poder de la historia de la Navidad. Amén.