Sabia adoración

Por Pastor Dan Hickling

"Jesús nació en Belén de Judea en los tiempos del rey Herodes. En aquel tiempo, unos sabios que venían desde el oriente llegaron a Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el oriente, y venimos a adorarlo» . . . Cuando entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y, postrándose ante él, lo adoraron. Luego, abrieron sus tesoros y le ofrecieron oro, incienso y mirra” (Mateo 2:1–11)

Nuestra idea de la Navidad no estaría completa si le faltaran ciertos detalles, y entre ellos están los sabios que se nos presentan en el pasaje anterior. Si alguna vez has visto un pesebre, probablemente los hayas visto representados por tres hombres con túnicas elegantes arrodillados en algún lugar junto a José, María y el niño Jesús en su pesebre. Son "visitantes regulares" navideños en nuestras mentes. Pero, puede llegar a sorprendernos el saber que mucho de lo que tradicionalmente hemos llegado a aceptar acerca de estos sabios es solo eso… una tradición. Cuando nos detenemos a revisar la Palabra de Dios con respecto a ellos, encontramos algo diferente de lo que vemos en nuestras natividades, algo lleno de un significado mucho mayor.

Para empezar, el término "hombres sabios" hace referencia a la palabra magos en el texto griego original. Necesitamos saber esto porque revela mucho sobre sus identidades. Todos hemos conocido a alguien que es excepcionalmente sabio, alguien que siempre parece tener el consejo adecuado para cada situación. Incluso podemos conocer a alguien que se caracteriza principalmente por su sabio sentido común. Pero eso no describe completamente quiénes eran estos magos.

Si te sumerges profundamente en esta antigua palabra, descubrirás que proviene de la región de la antigua Babilonia y Persia (los actuales Irak e Irán). Esta palabra era un título que se otorgaba a los hombres que estudiaban y comercializaban con lo espiritual y lo sobrenatural. Estos hombres eran vistos como aquellos capaces de mirar más allá del mundo natural. Eran buscadores espirituales, lo que explica por qué observaban los cielos en busca de la señal de que el Cristo había nacido en el mundo.

Esa señal aparece como una estrella, y así comienzan su viaje a Jerusalén "desde el Este". Probablemente comenzaron desde Babilonia o Persia, ¡lo que significa que su viaje habría sido de varios cientos de millas! Esta fue una hazaña asombrosa que tomó un tiempo considerable en el antiguo mundo. De hecho, podemos concluir que para cuando finalmente llegan a Jerusalén ya han pasado un par de años desde el nacimiento de Jesús. Sabemos esto porque cuando finalmente lo conocen y lo adoran, É es un "niño pequeño", que ya no se encuentra en un pesebre, sino que vive en casa con Sus padres. Esto también explica el porqué en este momento Herodes quizo matar a todos los niños varones hasta los dos años de edad (Mateo 2:16).

Como nota final, nuestras natividades representan solo a tres hombres sabios porque le traen a Jesús tres regalos. Pero con toda seguridad, una caravana de magos hizo el largo y peligroso viaje para conocer y adorar al Cristo.

Entonces, ¿a dónde nos lleva todo esto? ¿Por qué desmontar una imagen con la que hemos crecido y valoramos? La intención de compartir esto no es menospreciar nuestra visión de estos hombres de ninguna manera, ¡todo lo contrario! Cuando consideramos su búsqueda persistente, su valiente paso de fe a través de cientos de millas inciertas e incómodas, y su compromiso de hacer lo que fuera necesario para inclinarse ante Jesús, los vemos como mucho más que figuras en una natividad.

Estos hombres no solo eran sabios, sino que eran adoradores del más alto nivel. ¡Nada en la Tierra significaba más para ellos que estar en presencia del Embajador, Salvador y Rey! Si algo encarna el espíritu de la Navidad, es este deseo de acercarse a Aquel que se acercó tanto a nosotros. En este sentido, su ejemplo debe ser el frente y centro de nuestra comprensión y celebración de la venida de Cristo.

Pausa: ¿Qué es lo que más te sorprende o impresiona de estos sabios?

Practica: Considera cómo el ejemplo de estos sabios te desafía y te anima cuando se trata de tu propia adoración.

Ora: Señor, confieso que me distraigo con demasiada facilidad con las cosas de este mundo y que mi adoración por Ti puede debilitarse. Por favor, usa el ejemplo de estos sabios y su profunda adoración para recordarme a dónde pertenece mi corazón, inclinándose solo ante Ti. Amen.