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Bendecidos Con Su Paz

DÍA 2 DE 5

El regalo de Su paz

Cuánto anhelamos sentirnos confiados y reposados en medio de todo tiempo, pero mucho más en medio de las dificultades que quieren traer sobre nosotros un sentido de turbación. Es en esos momentos en los que la paz de Jesús nos es tan relevante y necesaria.

Sí, porque nuestra humanidad tiende a llevarnos por caminos de preocupación y desesperanza. Lo bueno y maravilloso es que Jesús sabe de nuestros sentires y de nuestras más profundas emociones. Es por eso que Sus palabras deben estar de continuo en nuestra mente y corazón. “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo" (Jn. 14:27).

Lo dijo Jesús, es Su promesa y Él es fiel, es veraz y cumple lo que promete. Pero, ¿qué ocurre cuando se agolpan sobre nosotros las preocupaciones haciéndonos sentir cada vez más lejos de esa paz? ¿Cómo podemos experimentar esa paz cuando el centro de nuestras vidas parece estar sacudido por un turbión?

Lo primero que Jesús nos ha dejado saber es que Él nos ha dado Su paz. ¿Quiénes poseen esa paz? Somos todos los que hemos sido redimidos por Jesús y tenemos salvación por la fe en Su sacrificio en la cruz. ¿Eres hijo de Dios? Entonces tú tienes Su paz.

Esa verdad se nos hace más evidente cuando estamos conscientes de que Cristo mora en nosotros y Él es el Príncipe de Paz. De manera que cuando nos sentimos desprovistos de Su paz, esa sensación no armoniza con la realidad de que Cristo, el Príncipe de Paz, está en nosotros. Porque Jesús no va y viene en nuestras vidas, Su paz no está a veces y en ocasiones no está. Esto es lo que el enemigo quiere que pensemos, no es la verdad de Dios.

Es por ello que Jesús nos da ese consejo tan sabio y tan esperanzador: “No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo". Él quiere que descansemos, que confiemos en Él. Es precisamente lo que nos ilustra la experiencia de la tormenta que tuvieron que enfrentar los discípulos del Señor en el mar de Galilea. Los vientos eran fuertes, la nave se anegaba y ellos estaban en gran peligro.

¿Dónde estaba Jesús? Durmiendo dentro de la barca que se batía en medio de las furiosas olas. Cuando Sus discípulos aterrados y temblorosos le despertaron, las palabras de Jesús fueron: “¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es este, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?” (Lc. 8:25).

Esa es la pregunta: “¿Quién es éste? Él es el Rey, el Todopoderoso, el Creador, el Majestuoso, el Maravilloso, el Príncipe de Paz, el Admirable, el Misericordioso, el Dios de toda Bondad. Él está en nosotros, no estamos solos en la barca. Volvamos a escuchar las palabras tranquilizadoras y alentadoras de Jesús. “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Bendecidos Con Su Paz

Tener paz es poseer un tesoro, así que si la tenemos somos ricos, más de lo que nos pudiéramos imaginar. En este plan dejaremos que el Señor nos hable por Su Palabra y nos dé las herramientas que necesitamos para acceder a la paz que ya nos ha sido dada. Es el mejor lugar, mejor dicho el único lugar que nos puede dejar claro lo que poseemos en Cristo Jesús.

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