Pero Dios dispuso todo para bien.

Ustedes se propusieron hacerme mal, pero Dios dispuso todo para bien. Él me puso en este cargo para que yo pudiera salvar la vida de muchas personas (Génesis 50:20).

A veces en nuestra vida vivimos algunas circunstancias de injusticia, nos acusan de algo que no hicimos o nos hacen a un lado por se diferentes. Quizá te han juzgado por tu color, por tu estatus social o quizá por tu manera de vestir o de pensar. La injusticia en nuestras vidas llega de diferentes maneras y muchas veces causan un dolor y una tristeza que nos lastima, nos hiere profundamente. A veces puede llegar una raíz de amargura si no estamos dispuestos a perdonar aun cuando la persona que nos lastimó no se acerque y pida perdón.

José fue tratado con mucha injusticia durante su vida. Podemos leer que sus hermanos lo vendieron, la esposa del hombre al que fue vendido lo acusa de querer abusar de ella, lo mandan a la cárcel, interpreta gracias a Dios un sueño y pide que no lo olvide cuando sea restaurado en su puesto junto al faraón. Pero, ¿qué crees? Es olvidado y después de dos años se acuerdan de él y solo porque puede ayudar al faraón, pero aún en medio de tanta injusticia José no guarda rencor y decide perdonar.

A través de estas injusticias, él puede aprender que todo lo que vivió, Dios lo había preparado no solo para el bien de José si no de muchas personas más.

Hoy decide perdonar las injusticias que han cometido en contra tuya, arranca esa raíz de amargura, Dios ha preparado todo para bien, hoy puedes dar testimonio de todo lo que has vivido para ayudar a otros a salir victoriosos de sus injusticias. Hoy puedes alabar a Dios con otros porque Él los ayudo, les guió y les bendijo a pesar de todo los que querían hacerles daño. Hoy puedes decir como José: Se propusieron hacerme mal “Pero Dios” dispuso todo para bien.

Pensando...

Señor, cuántas peticiones en tus manos pongo, cuántas cargas, problemas y necesidades, todos mis sentimientos, todos mis pensamientos, mis palabras, sueños y deseos.

Tú me escuchas, me hablas y me ayudas, Tú me guías, me sostienes, me levantas, me abrazas, me consuelas, me proteges. Tú prometes que jamás me dejarás, que no tema, no me desampararás, Tú me ayudas, tú me cuidas, no me dejas, Tú a mi vida provees, Tu promesa es que nada me faltará.

Dios Tú me pides que te busque, que te hablé, que obedezca, que Tu voluntad haga, que te amé con todas mis fuerzas, con todo mi ser, que a mi prójimo le ame como me amo yo. Pero sobretodo Tú me pides que te crea, que tenga fe, que no dude, que confíe, que esté seguro que Tú todo cumpliras y nada me faltará.

Te creo Dios, te creo.

Oración.

Dios mío, hoy decido perdonar a todos aquellos que quisieron hacerme mal, quita toda raíz de amargura que haya en mi corazón. En Tus manos dejo todo aquello que me ha lastimado y camino en victoria hacia todo lo bueno, todo lo agradable y todo lo perfecto que Tú has preparado para mí. En el nombre de Jesús, amén.