Con Las Manos VacíasMuestra

“No te dé miedo tener las manos vacías”

La mejor forma en que puedes demostrar realmente qué tan cimentado estás en Cristo Jesús y cuál es tu propósito al buscar de Dios, es cuando tienes las manos vacías; es cuando no tienes absolutamente nada que pueda darte la mínima seguridad y confianza, sino solamente Cristo Jesús, tu Roca, en quien está toda tu esperanza, en quien está tu pasado, tu presente y tu futuro. En quien está tu vida escondida y en quien está el verdadero significado de tu existencia.

Cuando tienes las manos vacías es cuando más fácilmente puedes escuchar la voz de Dios y ver la manifestación de su amor y su cuidado Paternal; es impresionante la forma en que Él se manifiesta a tu vida cuando realmente estás totalmente dependiente de Él y de su Hijo Jesús. No hay forma alguna en que el temor pueda amedrentarte porque al tener las manos vacías, no tienes nada más que perder y simplemente te sumerges en la esperanza y en la expectativa de ver lo que Dios quiere hacer.

No te dé miedo tener las manos vacías, no te dejes acusar por las voces enemigas que te señalan y te quieren aplastar, haciéndote creer que estás siendo castigado, o peor aún, que Dios te ha abandonado y que no tienes esperanza por haber rechazado y perdido una oportunidad que te iba a traer bienestar, más no, el bienestar que Dios ha determinado darte.

Cuando rechacé la oferta laboral que me garantizaba estatus, reconocimiento, dinero (migajas), etc. porque era un cargo de reconocimiento a nivel ciudadano; el enemigo empezó a enviar a sus mensajeros, para traer consigo acusación, duda, señalamiento, etc. Sin embargo, mientras sucedía esto y me adentraba a analizar la situación según las Escrituras, según lo que Dios me hablaba, podía sentirme más fortalecida porque en realidad lo que había hecho al rechazar esa propuesta, no fue solamente derribar lo que me podía generar seguridad económica, sino que también derribé juntamente con esa decisión, una cantidad de ídolos que exaltaban mi carne y me podían hacer caer en riesgo de vanagloriarme y desviarme de quien fue el autor intelectual y material de toda buena obra que me permitió desarrollar en ese lugar en beneficio de las personas. Así que, fue una decisión que trajo consigo una cantidad de victorias que hoy sigo celebrando, porque me hice a un lado y morí a mí, para que Cristo Jesús creciera y se manifestará en mí.