Caer y morir como la semillaMuestra
"Morir trae sumo gozo"
En nuestro caminar cristiano, vamos a tener que ser humillados muchas veces para que nuestro orgullo y todo lo que surge de nuestro viejo hombre, caiga, sea derribado y quede sin poder ni dominio sobre nosotros.
El sacrificio que hizo Jesús tuvo un precio: el sufrimiento, la muerte. Él sufrió como nosotros debíamos sufrir, pero por Su amor y por la voluntad de nuestro Padre, Él llevó la carga y el peso que nosotros merecíamos. Fuimos libres de padecer la muerte eterna, un castigo merecido y justo para nosotros por nuestra desobediencia, por nuestros pecados. Sin embargo, Jesús llevó sobre sí lo que nosotros justamente debíamos padecer.
Esto me hace aún más consciente de que Jesús todo lo vale. Él hizo por nosotros lo que nadie jamás podía hacer. Él, a pesar de nuestra condición, entregó Su vida por amor al Padre y por amor a nosotros. ¿Cómo no abrazar entonces la muerte que por Su redención debemos padecer a nosotros para parecernos a Él? Además, el sufrimiento por el que nosotros, como hijos de Dios, debemos padecer no se compara con lo que Jesús hizo por nosotros. Es más, es por Su sacrificio, por Su sufrimiento y por Su muerte, que nosotros como hijos de Dios, tenemos el poder para morir a lo que es necesario que tenga muerte en nosotros.
El morir trae sumo gozo, el gozo de la salvación que produce a Cristo Jesús en nosotros; por lo mismo, los que realmente somos cristianos, hijos de Dios, no resistimos la muerte que tiene que sufrir nuestra carne, porque sabemos que esto trae alabanza y gloria a nuestro Padre. Nuestro propósito es adorar a Dios, y sabemos que la única forma de hacerlo es pareciéndonos a Jesús. Solo en espíritu y en verdad, podemos honrar su Nombre, por eso la muerte es la comida que diariamente comemos para que el sacrificio de Jesús cobre vida en nuestro espíritu y podamos adorar al Padre como ofrenda de sacrificio fragante y agradable ante Su Trono.
Escrituras
Acerca de este Plan
La realidad de todo cristiano es la muerte que tiene que sufrir día a día, hasta el último día de su existencia en este mundo; para poder cumplirse en él, el propósito de vida en Cristo Jesús. Como la semilla, debemos caer y morir para poder dar fruto, el fruto de la salvación; de lo contrario, no podría producirse Cristo en nosotros. No significa que sea fácil; por eso, este Plan explicará en qué consiste el morir, y al mismo tiempo, los beneficios que trae consigo.
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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/confiadosenJesucristo