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Caer y morir como la semillaMuestra

Caer y morir como la semilla

DÍA 4 DE 7

"Si caes y mueres, se te tiene que notar"

Tenemos claro que Jesús es la semilla que nos produjo como fruto de Su salvación. Es imposible entonces que Su Palabra vivificante que derriba y mata nuestra carne, no produzca en nosotros el fruto esperado. Es decir, podemos tener mucho a qué morir; sin embargo, el fruto, producto de la muerte que vivimos diariamente, se debe notar.

Es imposible que al morir, no se nos note el fruto. Es imposible que sigamos en la misma condición de pecaminosidad y habituados al pecado cuando la vida de Jesús produce muerte y resurrección en nosotros.

Si caes y mueres, se te tiene que notar. Se nos tiene que notar la muerte que sufrimos a nuestro viejo hombre, al carácter de nuestra vieja naturaleza. No es coherente que tengamos la semilla, pero esta no doblegue nuestra carne, no mate nuestro "yo" y no produzca la vida fructífera que imparte el poder de Dios a través de Su Palabra. No es lógico que, como hijos de Dios, fluyamos más en la carne que en la identidad que nos ha otorgado Cristo Jesús.

Indudablemente, la semilla tiene que caer y morir para producir fruto. Nosotros, por la gracia de Dios, somos la tierra fértil que Él mismo preparó para que la Palabra produzca en nosotros el sometimiento y la muerte que debemos sufrir para producir vida en el espíritu, acorde a los frutos que Su Espíritu produce en nosotros cada vez que derriba nuestra carne y nos mata para que seamos más como Jesús.

Mientras más morimos, más vivimos como Jesús. Él se tiene que notar en nosotros. No somos los protagonistas de la salvación que hemos recibido; es Cristo Jesús, el fruto producido en nosotros a través del poder de Dios, quien nos vivifica, nos llena de gozo y nos cimenta en la vida eterna que hemos recibido por fe y por gracia. Es a Él a quien debemos protagonizar en nosotros. Somos nadie, somos nada ante el Padre, sin Jesús. Es a Jesús a quien el Padre quiere ver en nosotros. Es Su identidad, Su carácter y Su imagen la que espera que reflejemos siempre. Es entonces en Jesús en quien nos debemos enfocar, y es como Él como debemos vivir para agradar a nuestro Padre.

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Acerca de este Plan

Caer y morir como la semilla

La realidad de todo cristiano es la muerte que tiene que sufrir día a día, hasta el último día de su existencia en este mundo; para poder cumplirse en él, el propósito de vida en Cristo Jesús. Como la semilla, debemos caer y morir para poder dar fruto, el fruto de la salvación; de lo contrario, no podría producirse Cristo en nosotros. No significa que sea fácil; por eso, este Plan explicará en qué consiste el morir, y al mismo tiempo, los beneficios que trae consigo.

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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/confiadosenJesucristo