Acepté a Cristo: ¿Y Ahora Qué?Muestra

Problema Persistente

Regresar a casa después de vacaciones siempre es algo decepcionante. Incluso, si amas el lugar donde vives, la vida normal no se puede comparar. Tan pronto como entramos por la puerta, nos enfrentamos con cosas que hacer: desempacar la maleta, comenzar a lavar la ropa, revisar el correo, hacer una lista de compras y, oh sí, volver al trabajo.

Es posible que hayamos tenido las experiencias más increíbles de nuestras vidas, nadando con delfines o viendo la aurora boreal, pero finalmente, la realidad nos llama. Es como si el resto del mundo no hubiera recibido la noticia.

Los discípulos de Jesús lo vieron alimentar a miles, sanar a los enfermos, resucitar a los muertos y decirle a las tormentas que se calmaran. Debían haberse sentido bastante invencibles junto a Él. Tal vez pensaron que estaban a punto de ver evaporarse todos sus problemas. Pero en lugar de prometerles una vida de vacaciones, Jesús les dijo lo contrario: ustedes van a tener problemas.

Como seguidor de Cristo, puedes ser una nueva creación, pero el resto del mundo no lo es. Es posible que tenga idea de cómo pagar sus facturas, resolver el conflicto con su jefe, comunicarse con sus hijos o restaurar su matrimonio.

Convertirse en cristiano no hace que todos tus problemas se evaporan, pero te da la capacidad de enfrentar esos problemas de manera diferente. Claro, es posible que aún te mojes un poco con la tormenta, pero con Jesús a tu lado, estarás bien.

¿Qué situaciones difíciles deseas que Jesús elimine de tu vida?

Si nada cambia, ¿qué cualidades de Jesús pueden darte paz?