Acepté a Cristo: ¿Y Ahora Qué?Muestra

Vivir de Manera Diferente

Estábamos en una carretera en la que el límite de velocidad cambiaba mucho después de casi cada curva. Mientras transitaba por la última curva, noté que el límite de velocidad bajó 20 millas por hora. Casi simultáneamente, vi un policía estacionado con su pistola de radar apuntando en mi dirección. Estaba reduciendo de velocidad, pero no importaba. En el momento en que pasé al policía, todavía estaba a más de 10 millas de velocidad del límite.

Mi corazón se hundió cuando lo vi salir en mi espejo retrovisor. Un momento después, encendió las luces y me pasó volando. ¡Uf!

Es un tipo especial de alivio cuando sabemos que somos culpables, pero el castigo que merecemos no llega. Sentí que había ganado la lotería.

Cuando Jesús perdonó a la mujer sorprendida en adulterio, ella debe haber sentido un alivio mil veces más poderoso que evitar una multa por exceso de velocidad. No se enfrentaba a una multa; ella se enfrentaba a la muerte. Varias veces me he preguntado, ¿qué pasó después de que ella regresó a casa?

¿Era una prostituta? ¿En una relación con el esposo de otra mujer? ¿Viviendo con un hombre que no era su esposo? En cualquier caso, tuvo que tomar algunas decisiones sobre cómo vivir en el futuro. Es muy probable que no fueron decisiones faciles.

El arrepentimiento no se trata solo de sentir remordimiento por haber sido descubierto. Se trata de estar de acuerdo con Dios en que nuestro camino es incorrecto y Su camino es correcto. Se trata de cambiar nuestra perspectiva y actitudes para estar alineados con Él y moldearnos a la imagen de Cristo. “Vete y no peques más” significa que necesitamos aprender cómo vivir de una manera diferente.

La vida cristiana está llena de momentos como este. Avanzamos en la vida, felizmente ajenos a nuestro pecado, cuando entonces leemos un pasaje de las Escrituras, escuchamos un sermón o hablamos con un hermano creyente, y de repente nuestros ojos se abren. Nuestras emociones van desde la culpa, cuando nos damos cuenta de lo que hemos hecho, hasta el alivio, cuando nos damos cuenta de lo que Jesús hizo por nosotros.

Pero luego viene la parte más difícil: vivir nuestra nueva identidad. Nunca lo haremos perfectamente, pero tenemos que intentarlo.

¿Cómo vivirás “vete y no peques más” personalmente, en tus relaciones o matrimonio, y en tu carrera?

¿Qué puedes hacer para empezar a vivir de otra manera?