Acepté a Cristo: ¿Y Ahora Qué?Muestra

Una Nueva Creación

Cuando acompañé a mi hija por el pasillo de la iglesia, ella tenía mi apellido. Unos pocos minutos después, el pastor la anunció a la multitud con un nuevo nombre: el de su esposo. Seguía siendo mi hija, pero ahora también era otra cosa. Algo nuevo.

Imagínese lo ridículo que hubiera sido si mi hija se hubiera casado, dejado a su novio en la iglesia, saltado al asiento trasero de mi auto y regresado a su antigua casa.

La Escritura llama a Cristo nuestro novio. Cuando aceptamos a Cristo, nos convertimos en una nueva creación con una nueva familia, una nueva naturaleza y una nueva herencia. Nuestros pecados son perdonados y olvidados, y Dios se convierte en nuestro Padre. Quiénes fuimos una vez ya no importa. Somos completamente nacidos de nuevo. ¡Es una noticia increíble!

Sin embargo, a menudo, después de convertirnos en cristianos, celebramos por un momento y luego continuamos viviendo nuestras vidas de la manera en que siempre las vivimos. Vemos los mismos programas llenos de pecado, contamos los mismos chistes ofensivos y perseguimos los mismos objetivos mundanos. Somos personas nuevas, pero sería difícil que alguien más lo notara. ¿Por qué después de recibir una nueva vida tan asombrosa, querríamos volver a arrastrarnos a la anterior? Somos amados, queridos y apreciados por Dios mismo, pero seguimos luchando por la importancia y el significado cuando ya lo tenemos.

La luna de miel de mi hija duró solo una semana, pero cuando regresó, se veía diferente. Cada día desde ese entonces, ha crecido más en su nueva identidad como esposa, nuera y cuñada. Ya no es una niña, sino una mujer adulta.

A medida que aprende a aceptar su nueva identidad como hijo/a del Rey, ¿cuáles son algunas de las “costumbres cómodas” que debe dejar atrás?

¿Cómo sería para usted vivir como un hijo/a de Dios en su lugar de trabajo? ¿Su matrimonio? ¿Su paternidad? ¿Sus amistades?

¿Cómo podría inspirarle su nueva identidad para tratar a los demás de manera diferente?