Lecciones de un jardínMuestra

Día 5: Frutos

La parte final de una semilla es su fruto, y este a su vez revela la condición de la planta, ya que un buen fruto es el resultado de un buen cuidado.

Al recordar esto, vino a mi mente lo que el apóstol Pablo habla en Gálatas 5, donde hace mención a los frutos que el Espíritu Santo produce en nosotros: alegría, paz, paciencia, bondad, gentileza, humildad y dominio propio. Y algo que me llama la atención de estos versículos es que hace referencia que el encargado de producir eso en nosotros es el Espíritu Santo, la Biblia nunca dice que nosotros vamos a producir estos frutos por nuestra propia cuenta. Cuando descubrí esto se me quitó un peso de encima, porque por muchos años de mi adolescencia viví pretendiendo y poniendo caretas sobre lo que se suponía que un cristiano “era” o “cómo se tenía que comportar”, cuando eso era algo insostenible y agotador.

Y es que nunca se trató de que seamos perfectos o sepamos siempre qué hacer, sino por el contrario Jesús vino a la tierra por 33 años para enseñarnos cómo tener una relación íntima y profunda con Dios, y que eso a su debido tiempo iba a dar como consecuencia los frutos que mencionamos al inicio. Frutos que no solo bendicen nuestra vida sino que también bendicen a los que están a nuestro alrededor: amigos, familia, colegas, compañeros de escuela, etc.

Para ya concluir con este devocional recuerda que el cultivar un jardín es un proceso, que toma su tiempo y cuidados que ya hemos mencionado, pero que nunca se trató de que lo hagas por tu cuenta, por ello busca una comunidad donde puedas poner en práctica y conversar todo lo que hemos visto en estos días.

Paso práctico del día:

Responde la siguiente pregunta:

¿Qué fruto del Espíritu Santo puedo identificar el día de hoy en mi vida?

Frase para recordar:

“Los frutos son una consecuencia de nuestra relación con Dios”.