Conocernos a nosotros mismos: una tarea imprescindible

Fragmento del cuento “La lucha de Carlos Páez”, del libro Encrucijada (Jorge L. Zárate)

“La infamia se ha hecho presente desde el principio y nos acompañará hasta el fin. Carlos Páez descubrió que, en definitiva, su lucha era homogénea a todo el género humano. Porque él, siendo uno, era a su vez todos los que llevaban una lucha similar”.

Es esencial que nos conozcamos a nosotros mismos; es imprescindible que conozcamos nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Y a partir de esto, actuar “hacia adelante”, es decir, potenciando unas y sofocando otras. No obstante, debemos saber que nuestro enemigo más feroz y férreo, que nos vamos a enfrentar en nuestra vida, somos nosotros mismos. Así lo afirmaba un pensador antiguo, Tomas de Kempis: “¿Quién tiene mayor combate que el que se esfuerza en vencerse a sí mismo?”.

Pero en la búsqueda del cristiano, el del camino angosto, siempre tendremos esa lucha entre lo que se llama“la vida de la carne” y la“vida del Espíritu”, que relata Pablo en Gálatas 5. Es cuestión, entonces, de vivir en continua comunión con el Señor, en continua intimidad. Esto es algo diario para poder vivir en las fuerzas del Espíritu de Dios.

Muchas veces, también debemos saber, nos fallaremos a nosotros mismos, nos traicionaremos, haremos aquello que no queremos. Y si Pedro hubiese preguntado a Jesús:“¿Cuántas veces debo perdonarme a mí mismo por los errores que cometí?”, estoy seguro que el Maestro hubiese dicho:“Hasta setenta veces siete, Pedro”. ¿Por qué? Porque el amor que expresamos a los demás lo debemos expresar también hacia nosotros mismos.