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El Dios Que Me AyudaMuestra

El Dios Que Me Ayuda

DÍA 3 DE 5

Refugio y sombra

Hay momentos en los que tenemos que repasar las verdades profundas que Dios nos ha revelado acerca de su Hijo Jesucristo. Nos acostumbramos a mencionar su nombre, a oír hablar de Él e incluso a decir que le amamos. Es natural, somos sus hijos y Él está morando en nosotros.

Pero es saludable para nuestra alma, que repasemos lo aprendido y queramos que Dios ponga como un sello su verdad en nuestro corazón. De esta manera podremos pelear la batalla de la fe y vivir la vida en Cristo convencidos de que vive en nosotros.

Por eso, quiero llevarles a esta palabra tan hermosa y prometedora que encontramos en Isaías 32:2: “Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa".

En este versículo encontramos una descripción maravillosa y clara de la obra que hace Jesús, el Rey justo, a favor de sus hijos. Ciertamente, es una realidad el hecho de que hay vientos que se presentan en la vida, así como lo hace el turbión (aguacero con viento fuerte, puede también referirse a multitud de cosas que vienen o suceden juntas y violentamente). Los problemas, las luchas, pruebas, tentaciones, dificultades también se presentan en diferentes momentos en la vida.

¿Cómo lidiaríamos con ellas si no tuviésemos a Jesús? Cuán confortante es saber que Él es nuestro escondedero y nuestro refugio, Él es nuestro Ayudador. Es Jesús el abrigo del cual habla el profeta en Isaías 4:6: “Y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero". Esta es una verdad revelada que nos ayuda a descansar en el cuidado que tiene nuestro amado Salvador por nosotros.

Así como Jesús es nuestro escondedero y nuestro refugio, es también arroyo de aguas en tierra de sequedad y sombra de gran peñasco en tierra calurosa. Nos cubre su gracia, su bondad, su misericordia. Cuando las cosas se tornan difíciles y nos parece que atravesamos un desierto, buscamos en nuestra alma la promesa de las aguas de salvación que tenemos en Cristo. Entonces nuestra alma se refresca y es saciada nuestra sed.

Escuchemos al Dios de los cielos decir: “Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca" (Is. 41:17-18). Dile a tu alma, Jesús es mi refugio, mi escondedero, agua y sombra a cada instante de mi vida.

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Acerca de este Plan

El Dios Que Me Ayuda

La ayuda es esa acción que recibimos a favor nuestro tan necesaria en todas las áreas de nuestras vidas. ¿Quién puede decir que no la necesita? ¿Quién es lo suficientemente independiente que puede pasar por la vida sin una mano amiga? Pero, aún más importante, ¿qué podemos hacer cuando pareciera que nadie puede ayudarnos? En este plan podremos hallar respuesta a esas preguntas, dejando que la Biblia nos conteste.

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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/GrettchenStage