Mentalidad del reinoMuestra

“Una mente comprometida con la verdad eterna” 

Esta mente entiende que todo lo que posee espiritual o naturalmente, proviene de Dios, que no hay filosofías que puedan asegurar al hombre una comunión íntima y mutua con su Creador; es una mente orientada hacia la verdad presente de Dios, no está sujeta a claudicaciones, sabe distinguir entre lo santo y lo profano.

Bajo esta premisa, ratifica el imperativo de arrepentirse, pero un arrepentimiento en pro de la ética del Reino de Dios, que implica dirigirse a la santidad, a la justicia, a una ética más amplia. Todo lo cual, ha afectado el dualismo griego, generando un reduccionismo en la predicación y en la interpretación de las Escrituras, limitándolo y a la vez limitando la obra redentora de Dios, cuyo fin es redimir todas las cosas, a todas las personas y a toda la persona.

Dios demanda arrepentimiento por pecados que se dan en todas las esferas de la vida, desde la personal, familiar, social y ciudadana. Cristo, pide santidad y una conducta ética en todas estas áreas, y en su mensaje demandaba una conducta justa en todos los aspectos, pues es la señal característica de los hijos del reino que han recibido su justicia.

Es una mente que acepta la autoridad de la Palabra de Dios. Para esta mente, la Palabra revelada de Dios es su norma y su ley; es su conducta y su fuente de pensamiento, poder y autoridad. La mente del reino dice: “Dios lo dijo y yo lo creo”, es una mente que acepta la autoridad del nombre de Cristo.

Entiende que la esencia del mensaje del Reino de Dios, exige un cambio radical de la forma de pensar del hombre, para que pueda funcionar y vivir bajo la autoridad de Dios. Cuando la autoridad de Dios es activada en la vida del hombre, lo primero que  conoce y entiende es que éste es un reino legítimo, y que en éste reino se hace una sola voluntad, la de su Rey.

Cuando nuestra voluntad, está en la voluntad de Dios, las peticiones que hayamos hecho van a estar de acuerdo a su voluntad.  Este reino representa un Rey soberano y Él no está en el juego democrático, por lo tanto, no pide opinión a nadie para hacer algo.    

Es una mente que conoce los diseños divinos. Una mente como ésta nunca tendrá problemas con la revelación y los cambios que Dios está haciendo en el mundo, se moverá conforme al plan y propósito con que Dios se mueve, no tendrá problemas con guardar y practicar los principios del Reino, porque ha entendido la mente de Dios.