Ayuda mi incredulidad: cómo vencer las dudas y aumentar la feMuestra
Por qué dudamos
Desilusiones pasadas
Todos hemos experimentado la desilusión de ser decepcionados por alguien que dijo que haría X o Y, para luego dejarnos esperando y frustrados al no hacerlo. Así que, cuando evaluamos por qué dudamos, es fácil concluir que una de las razones principales son las desilusiones pasadas. Esto también aplica en nuestra relación con Dios.
Recordamos alguna ocasión en la que una oración por sanidad no fue contestada, o peor aún, que terminó en la muerte de un ser querido. Un matrimonio que no fue restaurado, mientras que otro matrimonio con problemas más severos sí fue restaurado. Peticiones genuinamente llenas de fe, que parecieron quedarse atascadas en la línea de espera en el cielo.
Y lentamente, empezamos a dudar de que Dios realmente oiga nuestra voz y oraciones. Pensamos que con todo lo que está sucediendo en el mundo, mi oración desesperada por un nuevo empleo es ignorada. Después de todo, al menos tengo uno, aunque no me guste. Y nos volvemos fríos, distantes, dudosos, resignados a una mentalidad de “será lo que será”, haciendo lo posible por seguir un día más, sin experimentar realmente el gozo del Señor o sus ríos de agua viva.
Le atribuimos a Dios características de humanos que nos han decepcionado y rápidamente perdemos de vista su bondad y providencia. No internalizamos del todo que Dios se interesa en nosotros y que nos ama como un padre perfecto. Nuestra teología se nubla si no contamos con su verdad para luchar contra nuestros pensamientos racionales limitados y nuestra tendencia natural de protegernos de ser heridos emocionalmente si confiamos demasiado.
En nuestra niñez, éramos dados a creer todo lo que nos dijeran. Pero a medida que vamos creciendo, desarrollamos un sentido de desconfianza en los demás para evitar ser lastimados. Creo que esto es algo necesario y normal que Dios nos da para nuestra protección, pero a veces venimos a Dios con esa misma muralla de desconfianza de por medio.
Sin embargo, las Escrituras nos muestran que el deseo constante y ferviente de Dios es ser amado por sus hijos y que confiemos en Él plenamente y de todo corazón. Esto va por encima de lo que podamos hacer por Él, o incluso, hayamos hecho en el ministerio. En ocasiones, podemos caer en el engaño de que si servimos a Dios, entonces Él debería evitar que nos pasen cosas malas. Pero eso no es lo que las Escrituras revelan.
Por el contrario, vemos que ni aun Cristo mismo estuvo exento del dolor y sufrimiento. Vivimos en un mundo imperfecto, lo cual implica que experimentaremos imperfección y sufrimiento en esta tierra. Jesús nos lo advirtió y lo vemos claramente en su propia vida y la vida de hombres y mujeres que sirvieron a Dios contra viento y marea (consulta Jn.16:33 y Heb. 2, 4 y 11).
Dios no dijo que nunca tendríamos aflicciones, incluso Jesús mismo fue experimentado en quebranto, sufrido y afligido (Is.53). Por lo tanto, Él puede comprender nuestro dolor y vive para interceder por nosotros (Heb.7:25). Lo que Dios sí nos promete es estar con nosotros en medio de nuestros quebrantos y que nada nos separará de su amor (Rom.8:31-39). Es muy triste que dejemos que los quebrantos nos separen de quien único llevó sobre sí nuestros pecados, simplemente porque no podamos comprender por qué permite ciertas cosas.
Es normal que pasemos por tristezas y hasta depresiones profundas. Muchos en la Palabra lo experimentaron. Jesús mismo dijo: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte” y cuando estuvo en la cruz preguntó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mr.14:34, Mt.27:46). ¡Pero recuerda que el Getsemaní y la cruz fueron seguidos por la resurrección y la derrota de la muerte!
Si te encuentras así, permite que Dios hable a tu corazón a través de este devocional. Pídele que te ayude a sobrepasar tu prueba y que abra tus ojos a su bondad y propósitos. Dios no ha terminado contigo. Esta es su historia y aún no se acaba.
Mañana continuaremos con otra razón para la incredulidad y cómo podemos afrontarla.
Para meditar
- ¿Hay alguna experiencia con alguna persona que haya afectado mi percepción de Dios? Por ejemplo, un padre ausente, cónyuge abusivo, madre distante, etc. Te sugiero que busques en línea acerca de los atributos de Dios. Conocer sus atributos dará luz a tu vida cuando nuestra naturaleza quiera atribuirle características humanas que no se aplican a Dios.
- ¿Estoy albergando desilusión en mi corazón porque Dios no contestó alguna petición como yo quería? Habla con Dios. Exprésale cómo te sientes y permite que su Espíritu Santo te consuele. Recuerda que Jesús entiende que nuestro entendimiento es limitado, pero declara que confías en su soberanía y que su amor por ti no se altera por ninguna situación.
Oración
Padre, reconozco que a veces me frustro y entristezco porque no he visto respuesta a mis oraciones. Conoces mis peticiones y deseos, y a pesar de que a menudo creo saber qué es lo mejor para mí, resisto mi deseo de tener la razón, y me confieso dependiente de ti y de tu soberanía. Tus pensamientos son más altos que mis pensamientos, y aunque no puedo entenderlos, decido creer que sabes lo que es mejor para mí y que tú eres el Autor de mi vida, mi Alfarero y mi Dios. Rindo mi voluntad a la tuya y te pido que renueves mi fe, mi gozo y mi esperanza. En el nombre de Jesús, amén.
Acerca de este Plan
Este devocional nos inspira a reconsiderar, reenfocar y recordar tres prácticas y herramientas que Dios nos brinda para ayudarnos a atravesar circunstancias difíciles creciendo y permaneciendo firmes en nuestra fe, en lugar de permitir que nos alejen de nuestro Salvador.
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Nos gustaría agradecer a Apertura812 por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://karenlie.wixsite.com/apertura