Ayuda mi incredulidad: cómo vencer las dudas y aumentar la feMuestra
Conclusión
En el 2016, comenzó la crisis más grande de mi vida. Lo que más atesoraba se desintegraba delante de mí, y nada de lo que intenté para detenerlo funcionó. Oré, ayuné, busqué consejería, escuché predicaciones, qué no hice. Pero el cielo parecía estar cerrado ante mi clamor.
Vinieron tantas preguntas e incertidumbres que muchos días no podía pensar con claridad. Mis pensamientos estaban como en un círculo interminable. Por varias semanas, sólo podía orar, “Envía tu luz y tu verdad y estas me guiarán” (Sal.43:3), anhelando y esperando escuchar la voz de mi Señor.
Y Dios me habló. De tantas maneras que podría escribir un libro de las experiencias en este valle. Pero un día en particular, mientras conducía hacia mi iglesia, sentí que Dios envió un rayo de luz y verdad sobre mí, ahí mismo en mi carro. Comencé a predicar en voz alta para mí misma. Versículo tras versículo salía de mi boca, fluyendo por su Espíritu y fortaleciendo mi alma. Conmovida, le agradecí por su presencia.
Le dije con convicción: “Hasta aquí. Se acabó mi incredulidad. De ahora en adelante te voy a creer, Dios. No sé por qué has permitido todo este sufrimiento, pero voy a confiar en tu soberanía”.
Sentí nuevas esperanzas ese día, pero rápidamente me di cuenta que esta no era una decisión de una sola vez. Esa tenía que ser mi decisión cada día. Los días en los cuales sentía su luz y verdad inundando mi automóvil, y los días cuando sentía que era la desesperación lo que me inundaba. Esos días en que me sentía como entumecida, incapaz de sentir nada o reaccionar; cuando pensaba que se habían agotado mis lágrimas de tanto llorar. Los días cuando nada tiene sentido y los días cuando me parece poder descifrar el Apocalipsis. Tengo que decidir creer. Todos. Los. Días.
Mientras atravesaba este proceso, me di cuenta que tendría que enfrentar la batalla en mi mente con estrategia. De otro modo, no sobreviviría la prueba. Este proceso, como a menudo sucede con nuestras “cuevas”, “prisiones” y momentos donde el Señor nos está moldeando y preparando, también fue un tiempo de mucha soledad. Hay ciertos dolores y experiencias que sencillamente no se pueden compartir.
Fue durante este tiempo que Dios me ministró estas verdades acerca de la incredulidad y las tres herramientas que Él nos da para enfrentarla. Escribí acerca del tema en un diario guiado titulado Re3: Reconsidera. Reenfoca. Recuerda. En el mismo, además de los temas que hemos tocado aquí, incluyo preguntas para un análisis más profundo de la situación o quebranto por el cual se esté atravesando. Esto me ayudó muchísimo a enfrentar mi prueba cada día por casi siete años. Poco a poco, canción tras canción, orando, llorando, leyendo su palabra y caminando al paso que podía, fui saliendo del desierto. Fui viendo cómo Dios tornaba mi lamento en baile y cómo su palabra sanaba mis heridas. Mi Maestro me invitó a seguirle a los lugares altos y acepté su invitación, y cuando no tenía fuerzas, Él mismo me cargaba.
Es mi oración y esperanza que este devocional ayude a aquellos que estén pasando por pruebas y dificultades a encontrar luz y verdad que les guíe a través del desierto. Luz y verdad que provoquen adoración en nuestros corazones para transformar nuestros valles oscuros.
El quebranto me ha regalado un mayor sentido de compasión por los demás y realmente quisiera poder sentarme a tomar café contigo para escuchar tu historia y alentarte a través de tu prueba. Pero como no puedo, te ofrezco estos pensamientos y consejos para que tú también puedas:
1- Reconsiderar: Qué te estás permitiendo creer, a quién estás escuchando y qué estás aceptando como verdad en tu vida, ¿la palabra de Dios o las mentiras del enemigo?
2- Reenfocar: Ajusta el lente de tu vida cuantas veces sea necesario. Cuando se nuble el camino, verifica tu enfoque. Mira la vida a la luz de la Palabra de Dios siempre y verás el resultado de escoger lo recto y cosecharás las promesas que Dios tiene para ti.
3- Recordar: Levanta recordatorios en tu vida, cuenta de sus maravillas y obras y trae a memoria las cosas que Dios te ha dicho, siempre a la luz de su Palabra. Haz provisión para tu duda futura cuando estés viviendo el milagro; guarda tus “piedras” para recordar el cuidado y poder de Dios en tu vida.
Que utilizando estas herramientas sencillas pero poderosas, aprendamos cada día a confiar en Dios frente a las batallas y pese a nuestra incredulidad.
Él te ama, amiga. Él te ama, amigo. Y está “cercano a los quebrantados de corazón y salva a los contritos de espíritu” (Sal.34:18). Tu situación y tu dolor son reales y Dios entiende cómo te sientes. Ven como estés. Acércate a Él en medio de la prueba. Derrama tu corazón, tus lágrimas y tus quejas ante su presencia. Sigue buscando su rostro, sigue pidiendo su luz y su verdad y Él las derramará sobre ti. Él será tu escondedero. Él peleará por ti.
Oración
Amado Padre, te pido que tu Espíritu Santo sea mi consuelo y que tu luz y tu verdad siempre me guíen. Que mi corazón aprenda a reconocer la voz de Jesús, mi Pastor, y que te pueda seguir aunque a veces no entienda a dónde me diriges. Mantén mi corazón y mente arraigados en ti, y que mi fe sea fortalecida mientras espero en ti. Que tenga siempre tu paz y esperanza, y el gozo que sólo tú puedes dar. En el nombre de Jesús, amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
Este devocional nos inspira a reconsiderar, reenfocar y recordar tres prácticas y herramientas que Dios nos brinda para ayudarnos a atravesar circunstancias difíciles creciendo y permaneciendo firmes en nuestra fe, en lugar de permitir que nos alejen de nuestro Salvador.
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Nos gustaría agradecer a Apertura812 por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://karenlie.wixsite.com/apertura