Una pausa en tu vida AntologíaMuestra

A Dios le importan los nombres

Desde el comienzo de la revelación sagrada en la Biblia, Dios se presenta como un Ser superior, eterno, excelso, pero, principalmente, un Dios personal. El capítulo cinco del libro de Génesis, es un claro ejemplo de lo que intentó decir. Puedes leerlo.

¿Lo hiciste? Tú me dirás: “Sí, y ¿qué tiene de interesante? Es una aburrida lista de nombres y fechas de nacimientos”... Bueno, justamente eso lo hace sorprendente. Si miras los primeros once capítulos del Génesis, verás que se cubre un período de historia de 2.000 años. Sí. Dos milenios narrados en tan poco espacio. ¿No te parece perder el tiempo en dedicar, de esos 11 capítulos, uno entero solamente para nombrar las genealogías, fechas, cuántos años al engendrar, cuántos años al morir, cuántos años el hijo vivió después de que murió su padre, nombres y más nombres? Con tanto para relatar, Dios se detiene en nombrar personajes insignificantes que no trascendieron más allá en la historia de los primeros siglos.

Es que, aunque el ser humano no haya hecho algo importante o grande, a Dios le interesa y para Él nadie es insignificante. Dios conoce a cada una de Sus criaturas, las llama por su nombre y disfruta de una relación personal con ellas. ¿Quién fue Cainán? ¿Qué hizo? No sé, pero Dios sí sabe, y quiso registrar su nombre allí. ¿Quién fue Mahalaleel? ¿Qué hizo? No sé, pero Dios sí sabe, y quiso registrar su nombre allí. ¿Quién fue Jared? ¿Qué hizo? No sé, pero Dios sí sabe, y quiso registrar también su nombre. Pon tu nombre, atrévete. “No. ¿Quién soy yo? ¿A quién le importó?... ”. No sé, pero Dios sí lo sabe y quiere registrar también tu nombre en Su libro, allá en el cielo. En aquel libro de la vida, están todos los nombres de aquellas personas que se animaron a conocer a un Dios de amor personal y lo descubrieron para nunca más separarse de Él. ¿No te gustaría adjuntar tu nombre? Comienza hoy mismo una relación personal con Dios a través de Su Hijo Jesucristo. La lista, ¡aún continúa abierta!

¿Has pensado en que Dios se tomó seis días para crear el universo y nueve meses para formarte a ti?