Una pausa en tu vida AntologíaMuestra
Y ahora, ¿quién podrá defenderme?
S.O.S. es la señal de socorro más utilizada internacionalmente. Fue aprobada durante una conferencia en Berlín en 1906 para reemplazar la utilizada hasta entonces “CQD” en las transmisiones telegráficas en Código Morse. Se eligió esta representación debido a que podía ser radiada fácilmente usando dicho código, con una sucesión de tres pulsos cortos, tres largos y otros tres cortos. Posteriormente se le asociaron significados para facilitar su memorización, por ejemplo Save Our Souls (salven nuestras almas), Save Our Ship (salven nuestro barco), Si Opus Sit (si fuera necesario) o Save or Socom (salvadnos o morimos) en inglés. Otras alternativas en español son Sálvenos o Socórranos, Socorro Oh Socorro, Socorro o Sucumbo, Sálvenos o Sepúltenos y Sálvenos o Sufriremos. El accidente del Titanic contribuyó enormemente a su popularización e hizo que pasara a sustituir casi por completo al anterior código de auxilio. Lo cierto es que, aunque la señal de S.O.S. fue emitida con toda claridad aquella noche trágica, nadie acudió en socorro de los miles de pasajeros y aquel transatlántico majestuoso se hundió en las heladas aguas, en menos de dos horas. ¿De qué sirve dar un llamado de auxilio si no hay quien lo escuche? ¿De qué sirve quedar ronco de gritar y gritar si aquel que puede o debe darte una mano te mira indiferente o impotente? De hecho, aquella fatídica noche, alguien recibió la señal, pero estaba tan lejos que cuando llegó, sólo fue para recoger los cadáveres flotantes y algunos sobrevivientes.
Tal vez tu vida está llena de S.O.S sin respuesta. Pediste auxilio en tu infancia y nadie te escuchó, denunciaste una agresión y nadie te creyó, y aún hoy tu voz se queda ronca de llamar y llamar y a nadie parece importarle tu caso. Sufres en silencio y los que intentaron ayudarte se cansaron, se fueron. Mira, no llames al número equivocado, el teléfono correcto es 86:7, y lo encuentras en el libro de los Salmos. Sólo Dios puede, sólo Él quiere, sólo Él siente lo que sufres porque lo vivió en la cruz por amor a ti hace dos mil años. Alza a Él tus ojos, de donde sí, vendrá tu socorro.
Cuando llores en silencio, recuerda que Dios cuenta cada una de tus lágrimas (Salmo 56:8).
Escrituras
Acerca de este Plan
En un mundo de constante activismo y estrés, es crucial detenerse y observar el entorno para apreciar los detalles ignorados. El texto insta a recordar que lo esencial es invisible a los ojos y a iniciar una relación con Dios para obtener una perspectiva adecuada en los desafíos diarios. Ofrece "Reflexiones para el alma" como una guía espiritual diaria para encontrar tranquilidad y propósito en medio del ajetreo cotidiano.
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Nos gustaría agradecer a Editorial CLC por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://editorialclc.com/