Triunfando en las PruebasMuestra

Deja que el amor guíe todo lo que haces

Lectura: 1 Pedro 4:7-11

EOAO: 1 Pedro 4:10-11

Cada uno según el don que ha recibido, ponedlo al servicio de los demás entre vosotros mismos, como buenos administradores de la variada gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguna ministra, ministre conforme a las fuerzas que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

En el texto

Como creyentes, vivimos anticipando el regreso de Cristo, una realidad que debería moldear profundamente nuestras vidas. En esta espera, no estamos llamados a estar ociosos sino a estar motivados para amar y servir intencionalmente al cuerpo de Cristo, especialmente en tiempos de prueba y persecución. Una comunidad cristiana unida y amorosa brilla intensamente en un mundo oscuro, como una ciudad sobre una colina (Mateo 5:14-16).

El mandamiento es claro: debemos trabajar para amarnos bien unos a otros. El amor no es pasivo; es activo. No es un sentimiento, sino una elección que hacemos todos los días. Se ve en las comidas preparadas por una mamá primeriza, las fervientes oraciones por un amigo en apuros y las puertas abiertas de nuestros hogares.

Dios no nos ha dejado con las manos vacías en este alto llamamiento. Él nos ha dado generosamente a cada uno de nosotros dones únicos diseñados para servir y edificar a la iglesia y a los demás (Romanos 12:4-8). Estos regalos no son para nuestra propia gloria, sino que Dios nos los ha dado, diseñados para unir a Su pueblo y reflejar Su amor al mundo que nos observa (Efesios 4:11-12).

Cuando vemos una necesidad dentro de la iglesia, nuestros corazones deben ser conmovidos para satisfacerla. Ya sea aliento, ayuda financiera, oración o un oído atento, avancemos hacia esas necesidades, no alejándonos de ellas. Al hacerlo, somos fieles mayordomos de la gracia de Dios, distribuyéndola generosamente tal como nos ha sido prodigada a nosotros.

A medida que ayudamos a los demás y empleamos los dones que Dios nos ha dado en el servicio, el mundo vislumbra a Jesús en nosotros. Nuestro amor se convierte en un faro radiante que señala a Aquel que nos amó primero (1 Juan 4:19). En nuestro servicio, Dios es glorificado y Su reino se expresa tangiblemente a través de nuestras manos y pies

Oración

Querido Jesús, gracias por confiarnos dones para servir a Tu cuerpo. Ayúdanos a amar profundamente y actuar con decisión, especialmente cuando vemos una necesidad dentro de nuestra familia de la iglesia. Que nuestras vidas, alimentadas por Tu amor, brillen intensamente y atraigan a otros hacia Ti. Amén