¿Dónde estás tú?Muestra
Será que la omnipresencia de Dios no estaba funcionando cuando le preguntó a Adán dónde estaba, ¡por supuesto que sí! Dios sabía lo que habían hecho, dónde estaba y cuál era su condición.
Es lo mismo que sabe de nosotros, conoce nuestros pensamientos más profundos, nuestras intenciones, nuestros sentimientos, como nos sentimos, si traemos culpa o dolor o egoísmo etc.
Dios ideó un plan para restaurar la comunión entre Él y nosotros y es a través del sacrificio de su Hijo Jesucristo. Dios está esperando que el hombre reconozca y confiese sus pecados.
El confesar con nuestra boca que Jesucristo es el Señor, aceptarlo como nuestro Dios y Salvador, recibirlo en nuestro corazón, nos da el derecho de ser sus hijos. Pero, quiere que literalmente hablemos con Él. Si esto no fuera así, no le habría preguntado a Adán: ¿Dónde estás tu? Y luego: ¿Quién te enseño que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol que yo te mandé que no comieses? Dios quiere respuestas de nuestra parte, tal vez la pregunta de Dios para ti sea: ¿Cómo estás tú? Y qué vamos a responderle, Él espera que tú digas exactamente tu condición actual, sé que no todos están mal, pero si sé que todos somos tentados y puestos a prueba, incluyendo nuestra fe.
Desechar toda inmundicia y abundancia de maldad es nuestra responsabilidad y esto inicia en el momento que confesamos a Dios nuestros pecados cometidos.
Recibamos con mansedumbre la Palabra implantada la cual puede salvar nuestras almas, no permitas que las distracciones, afanes, tentaciones o pecados te la roben.
Seamos hacedores de la Palabra y no solamente oidores, dejemos de engañarnos pensando que por sentarnos en la predicación estamos atentos.
¡Seamos bienaventurados al no ser oidores olvidadizos sino hacedores de la obra!
Comer del árbol de la ciencia del bien y del mal trajo muerte, ahora tenemos la oportunidad de alimentarnos del pan de vida. Jesús dijo yo soy el pan de vida; el que viene a mí nunca tendrá hambre, y el que en mi cree no tendrá sed jamás. Acercarse a Jesús y ponerle atención tal vez para muchos no es nada fácil, pero nos tenemos que esforzar para mantener la mente y el cuerpo atentos a la voz de Dios.
Oremos: Perdóname, Padre por la maldad de mi corazón y te reconozco Señor Jesucristo como mi Salvador y mi Señor, me despojo de todo mal pensamiento, sentimiento, e inmundicia, quiero ser limpio, no quiero ser oidor olvidadizo sino hacedor de tu Palabra, ayúdame a acercarme confiadamente al trono de tu gracia para alcanzar tu oportuno socorro. ¡Amén!
Acerca de este Plan
Cuando estamos pasando tiempo con Dios, (mi lectura, oración, en la iglesia), ¿realmente estoy ahí o tengo mi mente en otro lugar?
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Nos gustaría agradecer a Amistad del Sur por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://amistaddelsur.org/