Gozo en medio de la prueba

El siguiente proceso es amasar el barro. No sé qué tanta experiencia tengan con el proceso de hacer pan, pero en esta parte me imagino que es algo similar. Doblas la masa, la aplastas, la doblas nuevamente, etc. Pero aún no estás dándole la forma de pan, lo único que quieres en esta parte es crear esa perfección en la textura que necesitas para que el pan quede deliciosamente bien.

Muchas veces los alfareros hasta pisotean la masa. El barro no es un ser vivo por lo que no le importa ya que no siente cuando está siendo pisoteado o amasado. Sin embargo, al compararlo con nosotros, es un proceso por el cual el Señor está trabajando en nuestras vidas, está preparando nuestro ser para que en su momento nos pueda dar la forma que Él quiera.

Las maneras más comunes en las que Dios trabaja en nuestras vidas es cuando pasamos por dificultades y situaciones difíciles, estas pueden ser grandes o pequeñas de acuerdo a lo que Dios anhele trabajar en nosotros.

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Santiago 1:2-4

¿Qué podemos aprender de estos versículos?

Yo creo que todos los que tenemos tiempo en el evangelio hemos escuchado este versículo y sabemos muy bien que la prueba produce paciencia. Lo que a veces se nos olvida es que debemos tener gozo cuando estemos en medio de esa prueba. Pero en esta ocasión quiero que te enfoques en esa última parte. Nos dice que debemos dejar que esa paciencia que adquirimos, a través de las pruebas, tenga su obra completa. ¿Qué quiere decir? Que lo que aprendamos en medio de la prueba no se nos olvide, porque si no aprendemos bien, tendremos que volver a pasar por la misma prueba una y otra vez hasta que hayamos aprendido aquello que Dios nos estaba enseñando en ese momento.

Parece un trabalenguas pero déjame te explico con un ejemplo. Para mi vergüenza debo admitir que soy muy impaciente, digamos que soy una impaciente anónima y en recuperación. Entonces, Dios usa situaciones en mi vida para que yo aprenda a ser más paciente.

Un día llevé a uno de mis hijos, tengo 3, a un chequeo anual con el pediatra, y si algo me cae muy mal es tener que esperar, sobretodo cuando ya tienes una cita programada. Pues ahí estábamos mi hijo y yo en la sala de espera: yo viendo mi reloj, notando casi cada segundo que pasaba. El reloj me advertía que pronto se llegaría una hora de esperar. Y con cada minuto yo me desesperaba más.

Debo agregar que aunque soy muy impaciente no soy peleonera, al menos no con gente desconocida. En esos últimos minutos de espera decidí que cuando se llegara la hora en punto me levantaría y les dejaría saber que no íbamos a esperar más y que me iría a mi casa. Sin pelear, simplemente me retiraría. Pero Dios me muestra su amor porque un minuto antes de que yo saliera de ahí nos pasaron con el pediatra. Si yo me hubiera ido, esa hora que pasamos ahí hubiera sido un desperdicio de tiempo.

Que te dice todo esto, que Dios estaba probando mi paciencia y siento decirte que fallé esta pequeña prueba. Pero la historia no termina ahí. En otra ocasión llevé a otro de mis hijos al doctor y pasó casi lo mismo. Tristemente fallé la prueba una segunda vez. Pero la tercera es la vencida, la tercera vez que lleve a uno de mis hijos al pediatra hice una pequeña oración reconociendo mi impaciencia y rogándole al Señor que no pasara por la misma situación, pero que, si pasaba por ahí, me ayudara a ser mejor.

Quizá tu no seas como yo, y eres súper paciente, felicidades, de verdad, yo quisiera ser como tú. Pero seguramente hay otra área en tu vida que Dios necesite trabajar. En esto te puedo decir que tomes ánimo y pases la prueba la primera vez para que no tengas que pasar por ahí una segunda vez. ¿Por qué te platico todo esto? Bueno, estoy convencida de que si hubiera pasado la prueba la primera vez no hubiera tenido que pasar por el mismo proceso la segunda vez ni la tercera vez.

Recuerda que a los que están en Cristo todas las cosas les ayudan a bien.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28

¿Cómo te anima este versículo?

Todos en esta vida pasamos por buenos momentos y por malos momentos. La vida no es color de rosa todo el tiempo, la diferencia entre los cristianos y no cristianos es que mientras nosotros pasamos por dificultades, Cristo está con nosotros llevando nuestra carga si se le dejamos llevarla.

Antes de acabar este capítulo quisiera volver a Santiago. Supongo que al yo ser muy impaciente, me llama mucho la atención la palabra paciencia en este libro. Entonces, se me ocurrió buscar cual era la palabra original utilizada en el versículo. Me fui a mi Nuevo Testamento en griego y noté que el termino griego usado en estos versículos para la palabra paciencia indica una petición o carga colocada sobre el sujeto que la soporta adecuadamente.

En otras palabras, la prueba produce aguante, es decir te hace más fuerte. Seguro has escuchado la frase “Lo que no te mata te hace más fuerte”, es muy similar, cada situación difícil nos hace más fuertes, espiritualmente, en la fe, mentalmente, en nuestra relación con Dios y con los demás, etc. Si podemos pensar de esta forma realmente encontraremos el gozo del cual nos habla Santiago.