Jesús VeMuestra

Leímos el relato de Mateo, pero Marcos agrega una frase muy hermosa y especial que es el núcleo de éste pequeño estudio bíblico: «[Jesús estuvo] viéndolos fatigados de remar, porque el viento les era contrario» (Mr. 6:48). ¿Cómo es posible que a muchos kilómetros de distancia en un monte, Jesús pudo ver a sus apóstoles en medio de la oscuridad, neblina y remando en una pequeña barca en el agitado mar? Humanamente, es imposible. Sin embargo, Marcos quiere dejar un mensaje claro: "Jesús no es cualquier hombre. Jesús es Dios encarnado que es Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente. Jesús ve. Jesús observa a sus ovejas en todo momento". Físicamente estaba lejos, pero en espíritu siempre estuvo cerca de ellos observando como luchaban contra la corriente y viento. Los apóstoles no podían verlo, pero Jesús nunca los perdió de vista.

Jesús sabía que se levantaría una tormenta en el mar. Él sabía que ellos tendrían dificultades en medio del mar. Sin embargo, por aquellas mismas razones, Él los forzó a que se suban en la barca y crucen el mar. Ellos no entendían el porqué, pero Jesús tenía todo planeado para probarlos, que crezcan en su fe y demostrar que Él ve.

Los apóstoles pudieron retroceder y decir: "Señor, estuvimos muchas horas tratando de llegar y no pudimos; eran una fuerte tormenta". Pudieron dejarse llevar por el viento y la corriente. Ellos tenía los músculos agotados y adoloridos de tanto remar sin avanzar. Jesús los veía; Él sabía que humanamente ellos tenía razón. Sin embargo, Jesús los dejó porqué Él sabía que ellos podían cruzar esa prueba: «No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana, pero fiel es Dios, quien no os dejará ser probados más de lo que podéis; antes bien, juntamente con la prueba proveerá también la salida, para que podáis soportar» (1 Co. 10:13). Jesús no se levantó para caminar hacia ellos y ayudarlos un segundo temprano o un segundo tarde: se levantó en el momento preciso en que sabía que ellos ya no podrían soportar. Jesús conoce nuestras fuerzas (que son pocas), pero no podemos rendirnos en nuestras pruebas aunque duela, porque Él nos ve y vendrá pronto a ayudarnos; Él conoce la medida que podemos dar.

Nuestra fe reposa en Jesús que nos ve. Nuestra fe reposa en Dios que está consciente de nuestras batallas y que vendrá a ayudarnos antes de que desmayemos. Nuestras pruebas no son exclusivamente para hacernos fuertes, sino también para Él demostrar su poder y recibir la gloria de la victoria.

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