Maternidad Llena De GraciaMuestra

Palabras Amorosas

Leer: Efesios 4:29-32, Proverbios 18:21, Proverbios 10:19

EOAO: Efesios 4:29

Ninguna palabra obscena salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, para beneficio de los oyentes.

En el texto

Dulce hermana, nuestras palabras tienen el peso de la vida o de la muerte. Tienen el poder de elevar, sanar y animar, así como tienen el poder de herir y destruir.

Una vez yo escuche que deberíamos imaginar cada palabra que pronunciamos como un ladrillo. ¿Estás usando tus palabras para construir un refugio seguro de aliento y amor o involuntariamente estás creando muros de dolor y duda? Recuerda que nuestros hijos aprenden a escuchar los suaves susurros de amor de Dios escuchando primero nuestras tiernas palabras.

Me encanta cómo Jesús, nuestro ejemplo perfecto, usó las palabras para elevar, sanar y restaurar. Como seguidoras de El, reflejemos esta misma gracia y aliento en nuestras palabras. Debemos hablar a nuestros hijos no sólo por el presente, sino también por su futuro. Nuestras palabras deben ser un bálsamo calmante en sus días difíciles, un ancla firme en sus tormentas, que les recuerde quiénes son en Cristo. Que nuestras palabras apunten continuamente a nuestros hijos hacia el máximo sanador, redentor y Salvador.

Sé que el mundo en que vivimos puede ser duro, pero nuestras palabras no tienen por qué serlo. En cambio, nuestras palabras pueden ser un santuario de paz, creencia y afirmación.

Recuerden, ninguna madre es perfecta en esta área. Todas nos equivocamos de vez en cuando. Y en esos momentos de frustración o cansancio en los que dices algo que no deberías haber dicho, pide perdón a Dios y a tu hijo. Luego ora y pídele al Señor que te ayude a cuidar tu forma de hablar y te ayude a decir palabras que edifiquen la próxima vez.

Oración

Querido Jesús, guía mis palabras para que sean reflejo de tu amor y tu gracia. Ayúdame a hablar de manera que edifiquen, animen e impartan Tu verdad y amor a los que me rodean, especialmente a mis hijos. Que mis palabras sean una fuente de consuelo y fortaleza para ellos. Amén.

Pregunta

¿Qué palabras vivificantes puedes decir hoy a tus hijos o a tus seres queridos para animarles y edificarles en su fe y en su vida?